Hace tiempo que tengo aparcado
este blog de mis propias cosas, aquí comentaba mis vivencias, mis alegrías y lo
cotidiano algo que sin lugar a duda era extraordinario sin saberlo. Tú
estabas en mi vida Isabel, como ráfaga de aire fresco, tú eras tú, te fuiste y
mis deseos de compartir desaparecieron. No podía escribir y desnudar el dolor y
la ausencia.
Muchas cosas han ocurrido en
estos cuatro años y medio, buenas y menos buenas. Es cierto que la vida sigue,
no se detiene, nada es igual, sigue el reloj de la vida sin interrumpir nada y
yo sola con mi soledad; rodeada de amistades con envoltura de oropel. La palabra
AMISTAD, cómo osamos llamar amigo a otro cuando solo nos mueve el interés.
Decepción y falta de entendimiento me embargan y aun sabiendo que no me he de
preguntar por qué, lo hago, y no es bueno querer saber en vez de confiar en
la voluntad del Señor. El desierto en que me siento acompañada solo de tu
infinita misericordia pasará, quiero recuperar mi sonrisa, ser yo otra vez, ser
libre.
Me he dado cuenta que ya no sonrío ni tengo sueños. Madre mía del cielo tú no necesitas almas agonizantes sino
expresiones alegres, caridad y amor. Solo te pido que me sostengas en mis días
fatigosos y que, al abrazarme a tu hijo, Él no me deje caer, me siento cansada
y agobiada por cargar cruces inventadas revestidas de apariencia, deslealtad y
falta de amor. No necesitas oro ni plata, y te duele el desamor del hombre que
se empeña en llenarte de todo cuanto no precisas. Líbrame del mal Amén
Seguiré contando mis sentimientos
y el regalo de cada día LA VIDA dando gracias al Señor
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