lunes, 12 de enero de 2009

BAÑOS DE LA ENCINA EN VUELO



El término municipal de Baños de la Encina se encuentra en la parte nord-occidental de la provincia, a unos 53 kilómetros de la capital y con una altitud de 420 metros. Su superficie es de unos 394’50 kilómetros cuadrados aproximadamente, y tiene una población de 2.756 habitantes.

El municipio de Baños de la Encina fue declarado en 1967 conjunto Histórico – Artístico.

De su historia medieval, habría que destacar su Castillo Califal construido con arcilla, arena, cal y piedras pequeñas (esta mezcla recibe el nombre de tapial). El castillo tiene catorce torres, aunque parece ser que anteriormente tenía quince y que ésta última fue sustituida por una torre del homenaje que actualmente existe.

La inscripción del castillo en la que su constructor dejó escrito cuándo se hizo, se conserva actualmente en el Museo Arqueológico nacional; fue el califa al- Hakam quien ordenó construirlo.

Destacaremos la Iglesia Parroquial de San Mateo, cuya portada lateral es de estilo gótico, mientras que la principal es manierista. Su torre de base octogonal, tiene tres cuerpos y está rematada por pináculos.

De las antiguas ermitas de Baños, se conservan la d la Virgen de la Encina, de origen medieval y restaurada en el siglo XVII; la de Jesús del Camino y la del Cristo del Llano con un impresionante camarín barroco.

El edificio del Ayuntamiento tiene la fachada de sillería y el arco de medio punto.

Destacan también palacios y casas señoriales de los siglos XVI y XVIII como la Casa de Caridad Zambrano, la Casa de los Pérez Caballero, Casa de los Salcedo.
El origen del nombre de Baños deriva de la riqueza acuífera del subsuelo de la zona que riega su término con un rosario de pozos y fuentes naturales. La milenaria historia de la población, arranca en el Neolítico con las pinturas rupestres encontradas al norte de su término municipal, que son las primeras huellas dejadas por el hombre. En el II milenio a. C. la minería comienza en los yacimientos de Baños, ricos en cobre y bronce, que dieron lugar a la formación de una organización social que continuó hasta la fundación de Cartago. Durante el Imperio Romano se comenzó la explotación de las minas de plata que decayó juntamente con el Imperio. Huellas de éste pasado minero lo encontramos en El Centenillo, pedanía de Baños de la Encina. Con el declinar de la minería se intensifica la explotación agrícola, convirtiéndose, en la Edad Media, en un paraíso de agua y huertas. En 1225 Fernando III de Castilla toma posesión de la villa, convirtiéndose por su estratégica situación, entre la Meseta y Andalucía, en una importante vía de comunicación. Durante el siglo XV fue escenario de enfrentamientos entre el Condes Iranzo y los maestres de las Ordenes de Calatrava y Santiago, que reflejaban el enfrentamiento entre la nobleza feudal y el Estado Moderno. A finales del siglo XVII y principios del XVIII la villa toma un nuevo impulso con la intensificación de la agricultura y la ganadería. Pero a finales de este siglo de oro se producen una serie de acontecimientos que merman la riqueza de la villa, en 1767 se esquilma su territorio para la creación de Guarromán, Carboneros, La Carolina y Santa Elena, que nacieron por el Plan de Nuevas Poblaciones de Sierra Morena; en 1835 la desamortización de Mendizabal, y en 1855 la Civil o de Madoz acaban definitivamente con el Bien del Común.

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