El timo del afilador
El Afilador
El afilador era aquel que
deambulaba entre ciudades y pueblos con su bicicleta o motocicleta para afilar
instrumentos con filo, tal como cuchillos o tijeras. También eran los
encargados de arreglar paraguas.
Esta entrada es una advertencia sobre “El
timo del afilador” en Baños, no es mal
amigo el que advierte.
Todo comenzó el jueves 21. Baños
tiene una cierta “hostilidad” a la
figura del afilador ya que sin saber por
qué hay la versión que es un símbolo de
mal augurio, Nadie quiere oír la flauta del afilador, y se comenta que cada vez
que llega el afilador al pueblo tocando y avisando, anuncia la muerte de alguna
persona, al día siguiente de que pase el afilador, una persona muere, y cuando
los lugareños ven pasar al afilador se preguntan unos a otros: - “¿A quién se
llevará hoy el afilador? Algo que es meramente casual y que no es tan
infalible, sólo es una coincidencia pero!!!!!!!!!
Os cuento, venía de hacer la
compra con mi carrito lleno y el monedero desocupado cuando escucho la llamada típica
del afilador, ya no es el sonido de la flauta porque como todo evoluciona éste
ya lleva una grabación con el sonido inconfundible
y suplantando a la bicicleta de antaño un coche-frurgón el que nos llama la atención.
Viene a mi mente esas tijeras con 17 años sin afilar, sí tantos como mi madre
dejo de hacerlo, eran las tijeras con las que ella cortaba, una mujer muy
costurera Ana Pepa. Unas tijeras con gran experiencia y sabiduría, cuando hay
que cortar unas faldillas o cualquier otra prenda siempre decimos con las
tijeras de Ana Pepa que esas ya saben hacerlo casi solas; pero últimamente es
como si ella desde el mas allá dijese “¡Pero hija afila esas tijeras¡” Así hoy me dije voy a preguntar qué cuesta
afilarlas que tengo un gran proyecto en costura y deben estar ligeras. El chico
de raza gitana ante mi pregunta responde uno quince. El precio es muy asequible así que no dudo el sacarle a
la puerta las tijeras, un poco arrepentida al escuchar el sonido del afilador y
pensar que lo podía haber hecho en Linares y no tener ese mal augurio en mi
misma puerta, mira que si… uh. El chico, de unos 40 años, esta afilando las tijeras, ya no pedalea para que ruede la
piedra es un grupo eléctrico el que le hace girar y girar mientras la tijera se
desliza de un lado a otro. Le comento que son muy estimadas para mí y que las
deje lo mejor posible. Tras unos 3 minutos comprueba en un trocito de trapo
blanco y me demuestra lo bien que hacen el corte. Ahora rebusco en el monedero y
le pago con mis uno quince. Aquí mi sorpresa cuando el señor corrige diciendo "un afilado 15 €" quedo perpleja “Pero hombre si eso valen una nuevas” él me
responde que unas tijeras como esas por menos de 30 € no las compras y me
muestra la lista de precios en un folio plastificado, añadiendo que él no
trabaja sin decir antes lo que va a cobrar que ya me dijo uno quince. Me siento
confusa y un tanto imbécil por haberlo entendido de esa forma, y me parece
un atraco sin pistola. Aturdida y un poco temerosa resuelvo que debo pagarle y
evitar problemas, un mal entendido que me desconcierta yo diría que me sentí un
tanto imbécil a la vez que estafada.
Suena el teléfono, mi amiga para
cosas nuestras, le comento lo ocurrido y ella comenta que el día anterior había
comprado unas tijeras y le costaron justamente ese dinero. El
sonido seguía machacando mi oídos y vuelvo a la calle, el afilador está en la
puerta del vecino. Cómo le puedo
prevenir de que es carísimo, aprovecho que tengo que hacerle saber que su niña no tendrá catequesis “tengo reunión de catequistas y me es imposible”. Me dirijo
de nuevo al afilador, que tiene pendientes varias piezas por afilar, señalándole yo que me ha cobrado justo el valor de unas
tijeras nuevas; Algo a lo que él objeta ratificando el coste de su trabajo.
Indignada y resignada vuelvo a mi
cocina. No transcurre mucho tiempo cuando suena el timbre, es mi vecino, tiene mala cara y con tono
acelerado comienza a relatarme su experiencia
“Este tío es un sinvergüenza, le
pregunté cuánto me iba a llevar por todo lo que tenía en la manos y me responde
que 10 € , pero a la hora de pagarle dice que son 10€ por cada pieza, ¡qué son 60
€! Menuda estrategia tiene el gachón, le he dicho que se quede con todo
que no le pago, y me quería mostrar la lista de precios. Al final ha vuelto y que si sí, que si no, me ha sacado 20 €”
Esta entrada tiene la intención de advertir y pedir que seáis
cautos. No es que me alegrara de lo que le ocurrió al vecino pero al menos me
sentí menos atontada, era algo premeditado por parte de este señor, con la alevosía
de hacerte sentir que tu equívoco no le puede perjudicar a él.
Mi madre jamás las afilaba en la calle, aprovechaba sus viajes a Linares para que un buen profesional afilara sus
preciadas aliadas. Ahora, yo me pregunto si alguna vez sería victima de algo
parecido a lo que me ocurrió a mí para ser tan reacia con estos afiladores de aquí te pillo aquí te mato .
Ahora cada vez que toque estas tijeras recordaré a mi querida madre ¡y
al afilador de las narices!