jueves, 22 de enero de 2009



Cuentan que un sabio un día,
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía
Habrá otro entre si decía
más pobre y triste que yo.
Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hojas que él arrojó.
Mi madre me recitaba esto muy ame nudo diciendo que no debíamos quejarnos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuanta razón llevaba