Un labriego cuyo nombre no ha
llegado a nosotros, araba con sus bueyes tierras del encinar cerca de la Cuesta
de los Santos; observó una fuerte luz y la Señora le llamó la atención desde lo
alto de una encina y le pidió que se le diese culto y se edificase un
santuario. La encina del prodigio o un retoño de ella subsiste en el cercano
Chaparral de Medinilla, y para ejemplo de los que dudan de todo, las bellotas
de la rama donde la Virgen se apareció y solamente éstas, se siguen produciendo
con la silueta de la bendita imagen grabada en la corteza.
Ante tales hechos y el
manantial de aceite que surgió del tronco de la encina para socorro de los
desvalidos, fue natural que se avivase la fe de Baños, que en delicioso paraje
le hizo su templo para que desde el camarín --ahora vacío-- pudiera ver la
Señora el pueblo de sus amores.
Fuente. D. Juan Muñoz-Cobo
Recordando el año pasado, un vídeo resumen. Así lo vivimos los bañuscos en 2011
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