Ciegos
Cuantas cosas sencillas, extraordinariamente perfectas nos ocurren cada día. Levantarnos por nuestro propio pie sin ayuda de nadie, asearnos…
Preparáramos el café con prisa absurda, lo tomamos y decimos uf, vamos a ver como se da el día. ¿Nos damos cuenta de esa bendita monotonía? Bendita sí, ¡estos chicos que todo lo revuelven! ¡Se cambian tanto de ropa!, y no nos damos cuenta de que hay una acumulación de cosas extraordinarias que no vemos, ciegos ante tanto como poseemos, familia, hogar, salud quizás no perfecta pero que nos deja ser suficientes. Gracias Señor por tanto como tenemos, perdón si en algunos momentos estamos ciegos, muchas veces sólo miramos el saldo de nuestra cuenta corriente como si esos números fuesen quien nos pueden dar la felicidad plena. Gracias por la rutina, gracias por los días extraordinarios y los menos maravillosos. Gracias por todos los días Señor.
Cuantas cosas sencillas, extraordinariamente perfectas nos ocurren cada día. Levantarnos por nuestro propio pie sin ayuda de nadie, asearnos…
Preparáramos el café con prisa absurda, lo tomamos y decimos uf, vamos a ver como se da el día. ¿Nos damos cuenta de esa bendita monotonía? Bendita sí, ¡estos chicos que todo lo revuelven! ¡Se cambian tanto de ropa!, y no nos damos cuenta de que hay una acumulación de cosas extraordinarias que no vemos, ciegos ante tanto como poseemos, familia, hogar, salud quizás no perfecta pero que nos deja ser suficientes. Gracias Señor por tanto como tenemos, perdón si en algunos momentos estamos ciegos, muchas veces sólo miramos el saldo de nuestra cuenta corriente como si esos números fuesen quien nos pueden dar la felicidad plena. Gracias por la rutina, gracias por los días extraordinarios y los menos maravillosos. Gracias por todos los días Señor.
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