TRABAJO DE RESTAURACIÓN EN LA IMAGEN DE SAN MATEO DE BAÑOS DE LA ENCINA (JAÉN)
Ana Ortiz me pide que cuente como he realizado el trabajo de la imagen para que quede en su blog y así continuar la historia de S. Mateo que ella contó.
Mi primer contacto con la imagen, hace unos seis años, me lo dio ella, yo no sabía dónde estaba ni como era su estado. Subimos al coro y allí estaba la imagen, cerca de la escalera que sube al balcón lateral.
Preocupada y con mucho interés me preguntó si se podía restaurar. Le dije que sí, que era laborioso, pero claro que se podía restaurar.
En enero de 2016 D. Luis Juan Gallardo Anguita (párroco de Baños) me pidió que presupuestara la restauración de la imagen, él conocía porque no estaba en la iglesia. Fui casa de Ana y la miré con más detenimiento. Pude ver que no tenía peana, ni mano y que estaba muy deteriorada, pero por el material en que está realizada permitía la recuperación.
A D. Luis le dije que mi trabajo lo haría desinteresadamente, pero había que encontrar el ángel y hacer la peana.
Le pareció bien el presupuesto que conseguí para el ángel, que me lo hacían en escayola y sin policromía, yo lo pintaría y la peana también la decoraría yo, solo necesitaba que la hicieran en madera.
Restaurar la imagen ha sido muy laborioso, tenía que quitar la escayola que le habían puesto, con la buena intención de ”arreglarlo”, pero no es este el material más adecuado para la restauración.
Reconstruir la mano izquierda también llevó un tiempo, había que quitar los dedos hechos de escayola, poco a poco para no quedarme solo con el armazón los hice de dos en dos y cuando endurecían unos seguía con otro u otros. La mano derecha también estaba muy deteriorada, todos los dedos rotos y algunos por varios sitios o les faltaba parte de ellos.
Los pies también, estaba muy dañado el derecho y menos el izquierdo.
Las vestiduras tenían muchos desconchados y grietas por muchos sitios principalmente la parte de arriba.
La greca dorada estaba muy deteriorada en la parte de debajo de la túnica y la parte posterior del manto.
Hacer la policromía del ángel también llevó su tiempo, tuve que darle varias manos de estuco, para que la textura fuera más fina que con la escayola, lijar hasta alisarlo todo y después pintarlo, dándole varias manos de óleo.
La peana la decoré imitando mármol verde en todo el contorno lateral y verde seco en la superficie. El borde redondeado lo he decorado con láminas de pan de oro.
El trabajo ha sido muy laborioso y delicado. Había que tener en cuenta muchas cosas, ya que la imagen carecía de todos los complementos (peana, símbolo, que es el ángel y ubicación en un trono o altar) Todas estas cosas he tenido que ir teniendo en cuenta para que a la hora de entregarlo no hubiera problemas y pueda incorporarse a la iconografía de la Parroquia.
Después y como complemento final apunté la idea de hacer sus propias andas, ya que en las que salía la imagen, las de la patrona, son muy pesadas y es difícil conseguir voluntarios. Diseñé unas andas, de madera, sencillas y ligeras. Pedí presupuesto y lo consulté con el párroco, quien me autorizó a encargarlas de parte de la parroquia.
Los varales que llevan las andas son las del Cristo del Llano
Así que este año, 2016 ha vuelto a procesionar la imagen de San Mateo, que se rompió hace, casi sesenta años y se ha recuperado, estrenado andas, peana y ángel. Su corona se ha recuperado y ha podido volver a su salir con ella.
Me ha satisfecho mucho contribuir con mi trabajo a la recuperación de la imagen y mantener así nuestro patrimonio artístico para su contemplación y veneración en la Parroquia.
Además de contar como he hecho el trabajo, por haberlo hecho, se cómo estaba, y quiero dar mi opinión de lo que creo que le ocurrió a la imagen.
Nadie recuerda que pudo pasar para que sufriera este deterioro, pero a mí las “pistas” me han llevado a pensar que debió caerse desde una altura al suelo.
Lo que me lleva a esto: ver que no había nada que sujetara la imagen a una peana, que la tenía, según la foto antigua. Todo el rededor del contorno de debajo de la imagen, dejaba asomar la arpillera que soporta el armazón, pero esta acaba ahí y nada hay que se extendiera para agarrarla más allá. No tiene huellas de sujeción a ningún sitio desde la imagen, lo que me hace pensar que era escayola solamente lo que la unía a la peana de madera y estos materiales, si no hay nada que los agarre, por sí solos tienden a separarse, sobre todo por los cambios atmosféricos y los movimientos de la madera, con tensiones distintas a las de la escayola.
La caída fue hacia su lado derecho y se rompió el ángel, aunque éste le “salvó” la mano derecha, rompiendo, eso sí, todos sus dedos,
pero no arrancándola del sitio.
No tuvo la misma suerte la mano izquierda, que saltó del brazo y se rompieron todos los dedos, desde su arranque.
De ahí también el gran “chichón” en la cabeza, pero no en la cara, el ángel también salvó la cara del Evangelista y solo se deterioró un poco el párpado derecho y algún desconchón por la nariz, mejilla y comienzo del bigote.
Los dedos del pie derecho se destrozaron por completo ya que estaban muy cerca de la figura del ángel.
Las grietas y desconchados del resto de la imagen son propios de haber sufrido un fuerte impacto, siendo más grandes e intensas las del lado derecho, que es hacia donde debió de ser la caída.
A esta conclusión me ha hecho llegar la observación y el contacto tan grande que he tenido con la imagen y mi interés en conocer que ocurrió para que se rompiera.
Creo recordar que cuando yo era pequeña durante una procesión, cuando iba por la Plazuela, falló una de las horquillas que sostenían las andas, mientras descansaban y la imagen se calló. Pero no sé si eso ocurrió a S. Juan o pudiera haber sido S. Mateo.
Me siento satisfecha del trabajo que he realizado y los resultados obtenidos, espero que se pueda contemplar, por muchos años, esta bonita imagen.
Córdoba 24 de septiembre de2016
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