Año 2008 - Una Romería para recordar
En este año me han ocurrido muchas cosas, creo que a sido uno de los mejores de mi vida. En esta entrada tengo que contar con orgullo mi ingreso en la directiva de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús del Llano y Ntra. Sra. de la Encina. En las elecciones de este año me incorporo en la nueva directiva como vocal. Dª Antonia Lechuga Rodríguez, como nueva presidenta de esta Cofradía. Es para mí una satisfacción trabajar en ella.
Llegó la feria de 2008. Alguno puede interpretar que la directiva sólo sabe lucir palmito y Cetro. Yo quiero hoy contar como trabaja esta directiva, Hermana Mayor, entrante y demás hermanas de la Virgen de la Encina, antes de las procesiones y la romería. Unos días antes fuimos a limpiar la Ermita de Jesús del Camino y el Santuario de la Virgen de la Encina. No había música, vestidos de lujo, ni Cetros, y sí muchas ganas de trabajar para que las Ermitas quedaran perfectas para recibir un año más a Ntra. Sra. de la Encina. Había mucho polvo acumulado de todo un año. La imagen que queda en mi recuerdo; era un lindo compás de escobas bailando y nosotras en medio de la Ermita envueltas como en una nube o niebla de polvareda que cubría todo el templo y en esa nube todas juntas hablando y trabajando con mucha alegría. Tuvimos que ir otro día ya con el polvo aplacado, se quitó con esmero de puertas y bancos, se pintó lo que estaba estropeado.Con verdadero cuidado se limpiaron imágenes y se colocaron paños de altar blanquísimos y perfectamente planchados por la hermana mayor. Trajeron agua del pueblo en una cuba y todo quedó limpio y preparado para el gran día NUESTRA ROMERÍA. Después la hermana mayor Fina del Moral nos invitó a una riquísima merienda para reponer las simuladas fuerzas en el atrio de la Ermita.
El día 8 de mayo fue la ofrenda y la bendición de estadales. Hubo mucho trabajo, después de quitarse el vestido de gitana y sin que nadie los viese, seleccionaron flores para el arreglo de la Virgen para la romería. Yo no estuve ese día y bastante que lo sentí, pero se caso mi sobrino ¡no pudo elegir otro día!
Hacía 40 años que no me vestía de gitana.
Recuerdo mi vestido blanco con cintas de colores, rojas, amarillas y verdes, tenían que lavar por separado las cintas de raso porque éstas desteñían y la tela blanca almidonarla para que quedase con cuerpo. Esta fotografía la hizo Gumersindo "El Retratista" en 1968. Aparezco enfadada en el caballito. Mi hermana María que era la mayor y la que se ocupaba de arreglarme, me preguntó por que estaba tan seria y no sonreía, contesté "yo no conozco a ese hombre"
Año 1968
Cuarenta años después
Llegó el día 9 de mayo, día de la romería. Ese día acompañaba con Encarna Navarro como miembros de la junta directiva a la presidenta, nuestra querida Antoñita Lechuga, gran mujer.
Ese día sentí como una luz me envolvía, lo dediqué entero a mí y acompañar a mi Virgen. De una manera diferente a como yo lo hacía siempre; que era igual que los almonteños, esperaba que abrieran la puerta de la iglesia para colocarme en su varal y ser portadora de la imagen; así lo hacíamos siempre Encarna y yo era lo único que sentíamos, no llevarla en nuestro hombro.
Cuando me vestí, yo que soy de poca gracia a la hora de arreglarme, la flor se colocó sola y retocando el maquillaje de la noche anterior ¡ya estaba lista! Me puse mi falda y mi cinturón, éste era un regalo especial. Alberto el hijo de una de mis mejores amigas, me lo hizo con sus manos con todo su cariño; sólo a su novia Macarena y “para la de los rezos” dijo. Él sufrió un grave accidente del que gracias a Dios se había recuperado milagrosamente ya que fue muy grave y estuvo en la U.C.I. Él sabía cuánto oré y rogué por él.
Cuando iba a recoger a la hermana mayor, mi amigo Manuel me colocó el cinturón correctamente, yo no sabía cómo debía enlazarse. Fui calle abajo con el entusiasmo de una niña de seis años. Allí estaba ya mi amiga Teresa Espinosa Montes con su cámara de fotos para inmortalizar el momento. Días después me hizo un una bonita presentación con aquellas fotos; el título era UNA ROMERÍA PARA RECORDAR. Este escrito va dedicada a ella, que supo ver lo importante que fue ese día para mí, y a pesar de su timidez no le importó ponerse en primera fila para hacer aquellas fotos.
Cuando iba a recoger a la hermana mayor, mi amigo Manuel me colocó el cinturón correctamente, yo no sabía cómo debía enlazarse. Fui calle abajo con el entusiasmo de una niña de seis años. Allí estaba ya mi amiga Teresa Espinosa Montes con su cámara de fotos para inmortalizar el momento. Días después me hizo un una bonita presentación con aquellas fotos; el título era UNA ROMERÍA PARA RECORDAR. Este escrito va dedicada a ella, que supo ver lo importante que fue ese día para mí, y a pesar de su timidez no le importó ponerse en primera fila para hacer aquellas fotos.
Encarna Navarro, Antoñita Lechuga, Ana Ortiz.
La fotografía es de mi querido amigo José María Valle, la fecha está mal era 9/5/2008
Ir en el acompañamiento. Yo pensé que me haría sentir incómoda, pero todo lo contrario, me sentí feliz con el Cetro en la mano, honrada por llevarlo. El camino hasta el Santuario fue como siempre muy emotivo; muchas cosas en mi vida le he pedido a la Virgen, este año le di las gracias por tantas cosas… Ramona Ortiz, Fina del Moral, Encarna Navarro,Antoñita Lechuga, Ana Ortiz, Juani, Maite Agudo, la niña Marina Navarro
Hacía muchos años que no escuchaba la misa en su Ermita, el día anterior la escuchaba en el pueblo ya que después de hacer el camino con la Señora, procuraba atender a mis hijos que se levantaban muy temprano para tocar con la banda Diana Floreada, les ponía de comer y preparábamos todas las amigas la mesa. Este año me tomaría el día de asuntos propios y estuve en la celebración de la Eucaristía, procesión, todo…
Después todos los amigos comimos, reímos y bailamos sobre todo yo que este año aprendí a bailar sevillanas, éste era otro de mis sueños.
Comenzó a llover y tuvimos que marcharnos pronto. Pronto escampó y en San Marcos (entrada del pueblo) esperamos el regreso de la Virgen. Ese intervalo lo pasamos parrandeado. Allí le di las gracias a mi amigo Bernabé Sebastián por cuidar de mi marido, encargo que llevaba tiempo dándole para que mi día de asuntos propios no le estropeara la fiesta a mi amantísimo esposo.
Cuando la Virgen llegó de regreso a la parroquia, me di cuenta el extraordinario día que había vivido. Esta sin duda fue una romería para recordar.
¡VIVA LA VIRGEN DE LA ENCINA!
¡VIVA LA CHIQUITILLA DE LOS OLIVARES!
GUAPA, GUAPA Y GUAPA!
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