Estas eran unas huchas que se utilizaron en España entre los años 50 a 70 para pedir dinero para el tercer mundo.
Hoy me llamaron señora. Me encontraba en Bailén haciendo unas compras, se acercaron a mí unas niñas de unos diez años, con una hucha en la mano "Señora nos puede dar un donativo para Haití"
El mundo recibió con sorpresa las noticias de que un terremoto devastador que había arrasado Puerto Príncipe, la capital de Haití, causando daños de gran consideración a otros pueblos cercanos. Prensa, fotografías recibidas, televisión e Internet, nos han presentado un cuadro escalofriante de la gran hecatombe que ha desmembrado toda la infraestructura de la capital haitiana "Un llamado a la conciencia mundial"
Conocedoras de la causa por la que estaban luchando, las caras de las niñas eran todo un poema, risueñas, orgullosas de lo que hacían. No dudé ni un momento que era para esa causa, no había nada más que mirarlas, con una gran sonrisa me dieron las gracias. Recorrían todo el supermercado de aquí para allá, volvieron a pasar por nuestro lado y les pregunté ¿ De qué colegio sois? En voz alta y al unísono me respondieron "Del Sagrado Corazón". Sentí algo, que no sé muy bien describir, el tiempo había pasado tan rápido, ahora yo era la señora a la que le pedían el donativo. En un momento retrocedí en el tiempo, a mi colegio en el Santo Cristo "HERMANAS APOSTÓLICAS DE CRISTO CRUCIFICADO" Días del Domund . Con nuestras huchas en mano, disfrazadas de misioneras, negritas, chinas, indias y japonesas pateábamos el pueblo. Recuerdo perfectamente como mi madre nos hizo un gran moño a mi sobrina Juani, (ésta dos meses mayor que yo) y a mí, después ya en el convento con unas cortinas desechadas de casa nos forjaron un vestido de solo una pieza sujeto con un gran cinturón, la cara muy blanca y unos ojos con grandes líneas negras que los resaltaban, un par de agujas de hacer lana pinchadas en aquel moño y parecíamos japonesas. Se dividía a la clase en varios grupos y se establecía una competencia para ver quien recaudaba más pesetillas. Por supuesto, picábamos de lleno.
Una palabras que destetábamos escuchar "Ya han venido otras nenas antes que vosotras" Qué en algunos casos sería cierto, en otros la disculpa perfecta. Un día de estos que en todas las puertas a las que llamábamos ya habían estado otras nenas… llegamos a la plaza y llamamos en la puerta de Da. Concha, la señora nos dijo que íbamos detrás de otros grupos que ya habían estado allí, pero nos dio cinco duros, qué contentas íbamos calle arriba.
En nombre de Jesús ayer y hoy, los niños salen a la calle, esto me ha emocionado, y como no, tenía que contarlo, sé que muchas lo recordareis con gran cariño. Pues aquí queda, en esta caja de los recuerdos en "Mis propias cosas"
.A principios de los setenta, el salario mínimo rondaba las 3.060 pesetas al mes, lo que equivalía a unas 102 pesetas diarias; y con esa cantidad subsistían la mayoría de familias españolas. Para los yogurines que no se aclaren contando en pesetas, bastará decir que 3.060 Pts. equivalen a algo menos de 18,50 €uros; sí, sí... mensuales.
Fundado el 14 de Abril de 1926, el DOMUND es el Domingo Mundial de las Misiones, se celebra el tercer domingo del mes de octubre e invita a hacer oración por los misioneros, a recordar que todos tenemos el deber de ser misioneros en el lugar donde estemos y a pedir por las vocaciones misioneras. Todo lo que se recolecta ese domingo en todas las parroquias del mundo se va a las misiones.
DOMINGO MUNDIAL DE LAS MISIONES, DOMINGO MUNDIAL DE LA PROPAGACIÓN DE LA FE de donde viene DO- MUND- La finalidad del DOMUND es: su universalismo misionero, hacer conciencia del deber misionero, de la colaboración espiritual, de la ayuda generosa material.
1 comentario:
Lo que me recuerda esas caras a las que usábamos en el día del Domund .
Con que ilusión preparábamos los trajes ,las que íbamos vestidas de indias con faldas de tiras de papel de seda , dos trenzas una cinta con alguna que otra pluma ,otras con una cortina de flores desechadas de nuestras madres y que las monjas nos hacían parececer chinas con las bandas anchas verdes de las calificaciónes de las notas nos la ceñían y nos hacían un moño y luego nos ponían unas agujas de hacer lana de las de plástico , lo peor era cuando nos vestían de negritas , para luego quitarnos el tizne.
Pedíamos para los negritos a los que nos daban una peseta les poníamos una banderita y a los que nos daban unas perrillas les dábamos las gracias.
Recuedos que nos vienen a la memoria y cuanto más mayores nos hacemos más recordamos
Hoy te ví,
Saludos
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