Esta foto fue la última que me hice en Baños
Al principio de los 70
cuando solo tenía unos 10 años, se nos planteó un viaje inesperado que no
podíamos rechazar, ir a la boda de mi tía materna que vivía con mis abuelos (bañuscos) en
Barcelona. Dicho acontecimiento lo veía
como algo fantástico, ya que uno de los lugares más lejanos que había viajado, era Linares,
lugar al que me encantaba ir, ya fuera de
compras o bien por asuntos médicos, cosa que no importaba con tal de viajar y tener algo nuevo que ver y
contar a los amigos.
Una vez
llegado el momento, se decidió que iríamos al enlace, mi madre, hermana pequeña
y yo, ya que mi hermana mediana a pesar de su corta edad, 18 meses menor que yo,
tendría que quedarse haciendo las labores de casa, y acompañar a mi padre
cuando llegara del trabajo. Esta separación
familiar duró aproximadamente un mes, ya que mis padres deciden comenzar una nueva vida en Cataluña donde se encontraban ya emigrados familiares maternos.No hubo problema en encontrar trabajo para mi padre y de esta manera volveríamos a estar toda la familia al
completo; pero sin imaginar las consecuencias tan importantes que supondría para nuestras
vidas el tener que cambiar las costumbres y dejar atrás todo lo que conocíamos.
Pasaron 3 años para poder volver
de nuevo a nuestro pueblo, eso sí, porque nunca había dejado de serlo, a volver
a ver a los seres queridos, familiares que
echábamos de menos al igual que ellos a nosotros, las primeras horas eran
como un sueño, veías todo diferente de como lo recordabas,
las calles perecían más pequeñas y sobre
todo con ese silencio ensordecedor que ya había olvidado, la iglesia también
había cambiado, ya no era la misma, le
faltaba la cúpula con la cual recordaba, y unas de las curiosidades que siempre
me llamaron la atención, era ver lo antes posible las “colas”, para saber lo
lleno que se encontraba el pantano ese año.
Las vacaciones pasaban rápidas y alegremente, entre ir a bañarnos en la “playa”, paseos por la “llaná”, "tapear " por las tardes en los bares más populares, y bailar o ir al cine de verano para acabar de pasar el día, y como no, visitar a los familiares y escuchar una bonita historia de mi abuela antes de acostarnos.
Después de unas semanas
teníamos que emprender de nuevo el viaje de regreso, pero quien peor lo
llevaba, era mi padre, a quien recuerdo verlo dentro del coche girando la
cabeza una y otra vez como despidiéndose del pueblo hasta que lo perdía de
vista, quedando atrás todo lo que habíamos esperado durante todo un año, pero
con la esperanza de poder volver de nuevo lo antes posible.
Esta situación duró algunos años más,
después todo cambió, empezaron a faltar algunos de nuestros seres más queridos,
nos fuimos independizando y ya no éramos todos bañuscos, aunque siempre que ha habido ocasión, hemos aprovechado para pasar
unos días en Baños de la Encina, lugar que hace unos 40 años, dejé por la
ciudad y alguna vez me he preguntado, cómo sería mi vida si no hubiéramos hecho
aquel viaje al principio de los años 70.
J.M.V.
Un abrazo
5 comentarios:
yo si te he conocido si des de pequeña jugábamos juntos y cuando te fuiste yo me despedí de todos lo q no sabia era de q iba a ser para toda la vida un abrazo muy fuerte L V
¡¡¡A POR-CIERTO ESTAS MUY GUAPO EN LA FOTO PRIMO¡¡¡¡L V
Cuantos relatos como este, se podrían contar...la verdad es que arrancarte de tus raíces duele, más de lo que los que no han tenido, que vivirlo no pueden saber lo que es.
el relato es muy bonito, no pasa nada que se de a conocer.
Un abrazo,
nostalgia
Cierto, Baños es tierra de emigrantes, si volvieramos todos...
precioso niña no te deje conmenterios por que el ordenador no me dejaba pero no me puedo aguantar que guapo tu sobri ......precioso
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