Otra época en Baños de la Encina
Con imágenes totalmente actuales,
fotos hechas el pasado jueves 30 de agosto de 2012 retorcemos en el tiempo a
una época no muy lejana. Pocos hemos guardado una época como esta casa que hoy visitáis
a través de mis propias cosas. Pude
viajar en el tiempo, sí, ese traslado
fue posible por tres horas, no era un sueño, todo era real, palpable. Teníamos una cita, allí estábamos tocando con los nudillos a la
puerta, no hay timbre, siempre llamamos
con la mano, no había necesidad de malgastar
energía para avisar de nuestra llegada, acústicamente-ecológica era nuestra
entrada, así lo fue en mi niñez y adolescencia, y la de muchos.
Una frase interrogativa que se
repetía siempre ¿Está la ….? Así
entramos, con esa oración, con ese ESTA LA …. siempre indebidamente pronunciado y
que nadie impugnaba. Después nos enseñaron que ese artículo (LA) no se debía utilizar, pero fue divertido por un momento.
Con esa frase irónica, que no sabíamos
muy bien si entendía quien nos abría la puerta, ya no era Ella quien nos invitaba a pasar si no el esposo de nuestra querida amiga.
Un espejo donde solíamos echar un vistazo siempre que entrabamos, instintivamente lo hacemos sin darnos apenas cuenta.
El arco que separa el primer portal del segundo, pintado sin la más mínima torcedura
La caldera ahora con su oficio yermo acicala el portal, porque no eran pasillos eran portales!!!!!!!
La blanca pared sigue con los adornos de siempre
La escalera que sube a la cámara, porque era más necesario guardar la cosecha y enseres que tener habitaciones enormes. Los mamperlanes de madera de las escaleras, sin pintura alguna, siguen perfectos.
La llave de la luz es la misma
Puertas con visillos y como no los pabellones, pequeñas cortinas en galería de manera, que adornaban nuestras casas. Aquí ya siento que las piernas sienten la tentación de desfallecer y la nostalgia me invade.
La puerta de la alacena
Increíble son las mimas cacerolas rojasTodos los tamaños
Orzas y sartenes
Ya en la cocina el morteto de siempre y los cajoncitos donde se guardaban las especies
Las mismas tazas
Compartir un café, hacía tanto tiempo!!!!!!!! y mis ojos se arrasaron en lágrimas
Los manteles y enseres todo estaba igual
Esto ya casi de museo decorativo, el aceite lo guardábamos todo el año en casa en las cantaras
El pozo, fue recubierto con azulejos para que fuese más fácil tener el patio perfecto
Este pozo sigue vivo, aunque dormido, de él toda la vecindad se servía. Los vecinos eran solidarios y el agua era compartida. Para las plantas siempre fue usado.
Otro de los pozos que aún permanecen en perfecto estado en Baños de la Encina, la soga debe ser repuesta, el tiempo la desgastó
Tres horas, los recuerdo fueron los anfitriones
El bordador sigue ahí como esperando que volvamos a juntarnos como lo hacíamos antes, mientras nos hacíamos mujeres de bien!!!!!!!!!
Hoy sigue viva una época en cada paso que das en esta casa.
11 comentarios:
preciosa entrada, toda ella Bañusca, como bien dices es como volver al pasado. Por curiosidad se puede decir la casa?
¡Bonita entrada! Pero era medio pozo, ¿verdad?, qué éste era compartido.
Hay personas que no quieren dejarse ver, una pena que no pueda poner la foto de las tres amigas juntas (qué existe de ese día) y dar más detalles. Sí que es cierto que lo que veis es medio pozo, ya que era compartido con la casa de más abajo, imagino que sería en otro tiempo todo una casa y que después se dividiría en dos. Todo está tal cual lo dejo su dueña, sin cambiar ni los manteles, era volver y entre emoción y nostalgia, poder decir y no decir salió esta entrada un poco o muy incompleta, tanto hubiese contado de quienes la habitaron, pero siempre mi respeto a quien desea guardar su intimidad. Bueno muchos con lo que veis enseguida os habéis percatado de donde es, ya conocéis que eran BUENA GENTE. la perfección en mujer, jamás conocí a un ama de casa más proteccionista, planchaba las sabanas completamente abiertas, era única. ÉL UN HOMBRE al que jamás oí una palabra más alta que otra.
Ani que bonito reportaje, es como si no hubiera pasado el tiempo, cuando he visto la espetera, me ha recordado a la de mi madre, siempre ordenaba de mayor a menor las cacerolas, las ollas, los cazos, el cueceleches, con las tapaderas enganchadas a la espetera apegadas a la pared por el asa de agarrarlas, justo al lado de su correspondiente cacharro, en aquella despensa aprovechando la subida de la escaleras al piso, en la parte mas baja estaban la tinaja de piedra donde se almacenaba el aceite para todo el año comprado a granel y las cuatro cantaras de hierro que también se quedaban llenas, tres baldas de madera a lo ancho de la despensa cubiertas de hule blanco y puntillas bordadas de adorno de plástico, la cantarera con los dos cantaros para el agua, y en la parte de abajo, tinajas pequeñas llenas de chorizo, morcilla en eceitico, costillas adobadas de la matanza, canastas de mimbre con patatas , cebollas, ajos, abrir la alacena era como ir al supermercado.
El almirez, y el bastidor para bordar que buenos recuerdos y que suerte poder mantener la casa así.Un abrazo.
Ani : !cuanta belleza destruida por querer ser modernos !
No dejes de ser lo que tu eres (cuca )
Preciosos recuerdos. Cuantas cosas se destruyeron y tiraron a la basura y ahora se añoran, como siempre.
preciosa entrada espero la disfrutaras niña que recuerdosssssss
EL REGRESO DE NINO Y NANO LOS RATONCITOS EMIGRANTES
Habían pasado muchos años desde aquel fatídico día que huyendo del peligro que suponía quedarse a la vista de los humanos que habitaban aquella casa, que con las prisas de escondernos lo mas rápidamente nos metimos en una maleta que estaba encima de la cama, de pronto todo se oscureció y empezamos a dar vuelcos de un lado para otro, los dos nos abrazamos para así amortizar los golpes que nos dábamos contra la madera de la maleta, Nino dijo:
-- Hay que pensar algo rápidamente pues de lo contrario alguno de los golpes acabará con nosotros. Tiró fuerte de mi y nos pusimos entre algo muy blandito y suave, tanto que nos quedamos tan profundamente dormidos como para no darnos cuenta de las horas que llevábamos dentro de la maleta. De pronto una luz apareció que nos dejo aturdidos, Nino gritó:
-- Corre, corre,
Alguien había abierto la maleta y sacudiendo la chaqueta de lana en la que tan agustito estábamos, que caímos encima de otra cama, yo fui el primero en darme cuenta de la nueva situación, y exclamé:
-- !Recórcholis !, esta no es la misma cama desde la que nos escondimos,
Una mirada rápida por la habitación fue lo suficiente para darnos cuenta del cambio, había personas que no conocíamos, niños corriendo de un lado a otro de la habitación, con el peligro que suponía que a alguno de ellos se le ocurriera mirar debajo de la cama, corrimos detrás del armario, allí estaríamos mas seguros hasta que pensáramos algo.
Los dueños de aquella casa no paraban de ir y venir detrás de Juanito, no le dejaban ni un momento de preguntar por cosas de Baños, en ese momento vimos que estábamos muy lejos de nuestros padres.
Con tantos sobresaltos no nos habíamos dado cuenta que de un día para otro nuestras vidas habían cambiado, ahora estábamos solos, solos ante un lugar desconocido, miré de reojo a Nino, estaba derrumbándose, me puse frente a él y nos juramos que no nos separaríamos nunca, y que entre los dos buscaríamos la manera de volver algún día con nuestras familias.
Dándonos ánimos estábamos cuando oí una voz que me recordaba a alguien, me asomé por detrás del armario y...di un grito Nino rápidamente me tapó la boca al tiempo que decía.
-- ¿Estás loco?, no grites tanto que nos pueden oír y lo pasaremos muy mal teniendo que huir, y si queremos volver a Baños no nos podemos alejar de esta casa pues algún día tendrán que ir.
-- !Mira, mira!, ¿ te acuerdas ?, aunque no recuerdo su nombre, vivía cerca de nuestra casa porque pasaba todos los días por nuestra puerta.
Eufórico señalaba a un muchacho que no se como había aparecido, lo que si se es que en mi vida me alegré tanto ver a un humano. Los dos quedamos en silencio, teníamos que estar muy atentos para poder oír algo que pudieran decir sobre Baños.
Hablaban del trabajo, pues Juanito después de volver de la Mili, animado por otros amigos que ya estaban trabajando desde hacía algunos años en un sitio que le llamaban “la SEAT “, y que al parecer estaban muy contentos de su nueva vida, aunque echaban mucho de menos el Pueblo.
En aquella casa vivíamos a gusto porque estábamos entre gente conocida, conforme iban pasando los días, perdíamos la esperanza de poder volver. Así transcurrieron no se cuantos años, nos estábamos haciendo mayores, no había día que no soñáramos con el regreso.
2 Nos hicimos amigos de otros ratones que vivían en el mismo edificio y con ellos nos íbamos a un Parque que estaba cerca de casa. Una noche al volver veníamos corriendo para llegar antes de que cerraran el portal, al pasar entre dos coches vi. en la parte trasera de uno de ellos algo que me hizo retroceder, estuve unos minutos dando vueltas al rededor del coche....no me lo podía creer
Como un loco empecé a dar saltos, Nino al ver que no estaba a su lado se volvió y asustado al verme de aquella manera trataba de tranquilizarme y averiguar el motivo de mi alegría, yo no podía articular palabra, solo decía. -- ¿Ves tu lo mismo que yo?
Y con el dedo le señalaba a un punto determinado del coche. Este al verlo gritaba.
-- No puede ser, no puede ser. Gritábamos los dos de alegría
Al mirar el cristal trasero del coche vimos una pegatina con algo que se parecía al Castillo de Baños, de un salto Nano se subió al capó del coche para verlo mas de cerca, y estuvo a punto de caerse, miró a través del cristal, pues le llamó la atención algo que colgaba del espejo retrovisor,....ya no había duda, se trataba de una medalla de la Virgen de la Encina y Jesús del Llano
-- ! Ahora si!, esto es lo que tantos años estamos esperando.
Trataron de calmarse para estudiar la que podía ser la oportunidad con la que soñaron tantos años. Apresuradamente subimos, con forme nos aproximábamos al piso se oía el jaleo que había dentro, alguien se dejo la puerta abierta de lo que nos alegramos porque de estar cerrada hubiésemos tenido que llegar a la terraza y deslizarnos por el canalón asta la ventana de la cocina. Una vez dentro tomamos una posición desde donde poder enterarnos de todo y ver de quien se trataba. Era una pareja de recién casados que al volver del viaje de novios llegaron a visitarlos.
Nino tiro de mí hacia nuestro agujero aquel que tuvimos que hacer detrás del armario y que nunca abandonamos pues nos sentíamos seguros y felices entre nuestros paisanos.
Como no sabíamos cuando se iban a marchar los visitantes, decidimos coger lo necesario y un poco de comida y bajarnos al coche, ya que se nos presentó la ocasión no podíamos correr el riesgo de que se fueran sin nosotros, buscamos un agujero por donde entrar al coche y dentro del maletero en un rincón nos preparamos para hacer el viaje de regreso.
Empezaba a amanecer cuando nos despertó el ruido de abrir y cerrar las puertas, de pronto se abrió el maletero, los dos temblábamos por el temor de ser descubiertos, por otro, la emoción de pensar que este podía ser el viaje de regreso al lugar del que aquel lejano día por un fatal descuido nos arrancaron de nuestros padres y de nuestro pueblo.
En un momento el motor se puso en marcha y empezaron a despedirse, unos mandaban recuerdos para fulanito otros abrazos para su familia, nosotros aunque no podíamos dejarnos ver, en silencio nos despedíamos de todos.
3
Una vez en macha, con el ruido del motor nos quedamos dormidos. Llevábamos algunas horas de viaje cuando un frenazo nos despertó, asustados tratamos de ver el motivo de la parada, estábamos en una gasolinera, los recién casados se bajaron del coche y fueron a la cafetería, llevábamos toda la noche de viaje y según dijeron necesitaban estirar las piernas. Nino quería bajar también pero yo le quité la idea, me costó mucho convencerlo de que era muy peligroso.
¿ Y si no nos da tiempo a volver a montar ?, anda sube aquí que cuando veas lo que yo estoy viendo se te quitarán las ganas.
Mirando los dos por la ventanilla contemplamos el paisaje que nunca creíamos que volveríamos a ver, estábamos parados en el cruce, desde allí se veía el Castillo, la Iglesia, el Santo Cristo seguíamos abrazados y llorando por la emoción.
-- Por favor Nano, dime que no estoy soñando, no me puedo creer que después de tantos años estemos tan cerca de...de.....
Nino estaba tan nervioso que no atinaba a decir una frase completa, yo aunque tan excitado como el trataba de calmarlo.
-- Respira hondo, solo nos faltan cinco Km. Y estaremos en casa.
-- ¿Tú crees que seguirá igual?
-- Algo habrá cambiado, pero... anda, anda, no seas impaciente que nos queda poco para averiguarlo.
-- ¿Y si cuando lleguemos no...
-- ! Por favor!, vas a conseguir que me ponga tan nervioso como tú, y uno de los dos tendrá que tener la cabeza despejada
Recuerdo un verano estábamos Nino y yo en la cámara jugando pues era nuestro sitio preferido porque allí estaba la paja y el trigo y lo mas divertido era enterrarse en los montones y jugar al escondite.
-- ¿Te acuerdas de aquel día que subimos a la cámara y estaban colgando racimos de uvas?
-- Como no me voy a acordar, si fue el día que mas enfadados vi a nuestros padres.
-- No se si a ti te pasaría, pero ese día después de comer tantas uvas lo veía todo doble. ¿También te pasó a ti?
-- Pues claro, y a cualquiera que coma tantas uvas como comimos nosotros.
-- No me lo recuerdes que en mi vida lo he estado tan mal.
-- Bueno, creo que lo que tenemos es que decidir si nos quedamos aquí o no.
-- Pero ! que pregunta mas tonta !, después de tantos años soñando con volver, y ahora que la encontramos, ¿ dudas?. ! Yo me quedo!, tú puedes hacer lo que quieras.
-- Anda tonto, era para ver lo que decías.
Nos encontrábamos con estas reflexiones, cuando dejamos de oír el motor
-- ! Por fin ya hemos llegado!
Nos apresuramos a bajarnos del coche y escondernos, miramos a un lado y a otro.
-- ¿Sabes donde estamos?, preguntó Nino.
-- No me digas que no te acuerdas?, este es el Jardinillo de la calle La Cruz
-- ¿Entonces estamos cerca de casa?
-- !Pues claro!, parece que te a sentado mal el viaje, mira, esta es la casa de D. Julio, acuérdate que muchas tardes nos veníamos a jugar a su jardín.
-- Si, ya me acuerdo.
De pronto estábamos ante la puerta de una casa, el corazón se me paró un instante, la puerta estaba un poco abierta, aunque parecía que no era la misma algo en mi memoria me decía que el sitio si era, aquella de la que partimos a un viaje que de no haber sido por la casualidad, nunca estaríamos de nuevo ante ella.
Con miedo ante la incertidumbre, asomé la cabeza y...
-- Que, ¿ si o no ?, preguntó Nino
Yo me di la vuelta y puse cara de... ni si...ni no, el me miraba y trataba de averiguar
--! Por Dios Nano!, sácame de dudas que me va a dar algo
-- ¿Tú que crees, que si o que no?, le preguntaba
-- Déjame, lo comprobaré yo mismo.
Él fue mas atrevido que yo, se deslizó escondiéndose entre la cortina, yo esperaba fuera, de pronto algo se me vino encima, Nino con la emoción del momento salio tan precipitadamente que me llevó por delante.
-- Solo hubiera faltado que me rompieras una costilla
-- Perdona, no pude contener la emoción...! claro que tú estabas en medio !.
-- No, si va a resultar que yo tengo la culpa.
Estábamos tan nerviosos, por la emoción del momento, que no nos dábamos cuenta de que estábamos en mitad de la calle, así que decidimos tomar todas las precauciones necesarias y entrar dentro. Corrimos a escondernos detrás de una orza, aquella me recordaba una vez que después de la Matanza la llenaban de Lomo Adobao, y un día que alguien se le olvidó de taparla me subí al borde, desde lejos mi madre me gritaba, no te muevas, no te muevas, pero yo me moví, y ! claro ! caí dentro, menos mal que estaba llena de “ tajás” y pude salir, aunque lleno de “pringue” colorada. Ya lo creo que me acuerdo, aunque sea por las horas que se pasaron mi madre y sus amigas hasta que me dejaron limpio.
Ya se había hecho de noche, se subieron al tejado y tumbados panza arriba suspiraban al tiempo que en el cielo buscaba aquellas Estrellas que con la forma de un carro, de pequeños contemplaban junto a sus padres y hermanos.
Se cogieron fuertemente de la mano, y los dos se dijeron, ya podemos morir tranquilos, por fin estamos en casa
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