Hoy encontré esta foto, me dejó algo pensativa. Treinta y tres años pasaron sin darme cuenta cómo corrían y corrían. Hice balance... cada día es irrepetible; las lagrimas de alegría al nacer el hijo, sus primeros pasos, su primer día de cole, sus progresos, su graduación, fin de carrera. El tiempo no se detiene, sigues pensando que eres joven, luchas contra el espejo tapando las arrugas, pero los miras a ellos... ¡ya son hombres y mujeres! Ves que el tiempo pasó, quizás demasiado deprisa sin saborear los minúsculos detalles de la vida, ahora intento retener el tiempo, vivir más despacio, paladear cada beso al despedirnos, mirar y retener en las pupilas esa imagen, enterada de que es irrepetible… Hoy doy gracias por regalarme tanto, por dejarme vivir tantas y tantas cosas doy gracias a la vida
2 comentarios:
muy guapa ,tu hija igual que tu pero niña has ganado con los años como el buen vino mejor mientras mas viejo
Eres identica a la hija de tu hermano Pedro
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