martes, 24 de abril de 2012

¿Ama, reina o esclava?


¿Ama, reina o esclava?
Ayer deambulaba de un lado a otro de la casa casi pidiendo perdón, sí “perdón”  a  LA CASA,  en si, todo es la casa, todos somos  la casa y cada mueble o baldosa sabes que es tuya, que eres su dueña, ¡qué suerte ser el ama de todo!  Subes a la cumbre, hasta el último peldaño ¡de la escalera! Para rebuscar por encima de los muebles y la pelusilla te saluda abrazada  a su coronilla o al cristal de una bombilla y pides perdón, y llegas hasta  las ensombrecidas copas, sí esas que nunca usas y a esos libros que pides disculpas por  no tener tiempo  de leer porque en la noches ya no responde la mente y  deserta la visión.  Intentando justificar tu deslealtad  acaricias una y otra vez  el brazo del sillón con el cepillo de la ropa y sigues en esta mañana en la que has decidido ser la reina del lustre. Mientras los  cuadros y retratos  te saludan. Te envuelve la fragancia a amoniaco y legia,  eres tu Jefa. Con bastante ironía, vas diciendo “De veras soy el ama de la CASA, o ella en mi dueña” Y luchas por ser mas tú y menos su servidora. Y sigues recogiendo esto, colocando aquello y  pides perdón nuevamente ante una pared que parece que acumula polvo en el   “gotelé”,  ante la luz tenue… de una lámpara etc. etc. etc.
Pero los años pasaron y con la crianza terminada piensas que es el momento, tu momento para hacer más. Ay más, y sigues arrancando tiempo al tiempo, para hacer más, para ser lo que en otra época no hubo oportunidad de hacer. Y   llega la noche y falto tiempo para tantas cosas, pero dices mañana y mañana con más ímpetu retomas aquello  que no tocaste el día anterior.
No me siento esclava, tampoco reina, pero  sí  ama
 Ama:
 De mi tiempo,
 de esas inseparables motas de polvo que llega  no sabes de dónde
 de esa montaña de ropa siempre fiel a mí persona, ella jamás me planta, siempre espera  abandonándose a mis  manos.
 Orgullosa  LA CASA cuando le lavas la cara,  relumbra y dice aquí estoy;  pavoneándole de ser joven y gallarda. Entonces los colores en mi rostro, los tacones y sin saber cómo fluye de dentro una energía  que te dice ¡a la calle! Reuniones, clases, asociaciones para todo le robas tiempo al tiempo.
Bueno tengo que dejaros que hoy trabajamos fuera, y el reloj no se detiene ni un instante y el tiempo me roba tiempo.

1 comentario:

Encarna dijo...

Amas de qué, amas de nada aún nos queda muchos años luz sobre todo a las de nuestra edad...Los varones para trabajar fuera, estudiar, las hembras para la casa y así seguimos por más que queramos implantar las nuevas costumbres, hemos ganado con esto de salir fuera de casa a trabajar, pero a costa de hacer doble trabajo ya que luego nos esperan la tares del hogar, aún así somos felices ¿o nó ? Saludos