Un sueño, la fuerza de la esperanza
Las noches ahora son difíciles, las dolencias se adueñan de
mis horas, estas, que debieran ser de alivio.
Intentando atrapar la colocación más acomodada para estas junturas que no saben soportar el
paso del tiempo. Pero el sueño endeble va y viene. La realidad y el sueño se
abrazan, de repente algo ocurre, una luz me sorprende, abro los ojos cuanto
puedo y mi asombro es tremendo, casi no puedo creer lo que distingo; veo el dintel
de la puerta de una casa, sólo el dintel, una niebla no me deja ver el fondo; Como
añadida una imagen clara, una voz inconfundible que con tono de júbilo grita “¡Mi Anita!” mientras abre los brazos invitándome
a llegar a ellos. Una bata marón y una rebeca negra sin abrochar que deja ver los grandes botones del vestido,
pelo negro, corto y rizado. No hay duda, sin apenas darme cuenta corro hacia
ella hasta unir mi cuerpo con el suyo, su expresión, se alegra, aprieta fuerte
y deseo que el tiempo se detenga y la imagen
vuelve a cámara lenta, vuelvo a correr y abrazarla tan fuerte como
puedo. Al abrir los ojos mi habitación, incertidumbre, intuyo la irrealidad, un sueño? No, no, debió serlo, pues aún siento la calidez
de su cuerpo. Vuelvo a cerrar los ojos buscándola pero no vuelve.
Han transcurrido las horas, tenía en mente despedir el año
con una serie de críticas: desahucios, recortes, desesperanza; aunque bien es
cierto que siempre hubo momentos intensos y hermosos. En estos momentos sé que
no fue un sueño porque su fuerza perdura, su mensaje, me trajo la fuerza de la esperanza. Y sus
manos escriben en la mías su mensaje: Donde hay desesperanza pon ilusión, donde
haya desconfianza da seguridad, donde encuentres tristeza siembra alegría, y
espera, espera siempre en el Señor. Y llena de su fuerza quiero despedir el año
sin quimera, con la esperanza del que espera, porque como ella repetía “No hay
mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista” Así esperemos un año nuevo
sin batalla que no se pelee, luchemos contra la adversidad, la hipocresía, la
envidia, el desanimo y la indiferencia.
Feliz Año 2014
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