Imagen de la Santísima Virgen de la Encina, Baños de la
Encina
Cuenta la tradición que un 9 de mayo de 1225, tal vez 1226,
encontrándose un labriego arando con sus bueyes las tierras de un encinar
próximo al paraje conocido como Cuesta de los Santos, vio como la Virgen,
envuelta en una intensa luz, le pidió desde lo alto de una encina que se
construyera un santuario donde se le diese culto. Existe aún hoy una encina, retoño de aquella sobre la que se obró el
prodigio, situada en el Chaparral de Medinilla, donde en las bellotas que da
una de sus ramas puede verse grabada en su corteza la imagen de la Virgen.
En otro
tiempo no tan lejano la Virgen de la Encina permanecía en su Santuario custodiada por sus Santeros y
sólo para las Fiestas en su honor, Fiesta de los Esclavos era trasladada a
Baños de la Encina
Se
trasladaba el día 8 de septiembre la Santa Imagen desde el Santuario a Baños
para la solemne novena, que comenzaba y comienza el 9 hasta el 17. El 18 es la
Salve y el 19 la fiesta y procesión por el itinerario urbano tradicional. Estas
fiestas, llamadas de “Los Esclavos”, en las que el día 20 se conmemora a Jesús
del Llano con misa solemne y procesión por la barriada alta, tuvieron origen en
la antigua “Esclavitud” o Hermandad, agrupación piadosa que era sólo de Jesús
del Llano porque la Virgen tenía cofradía propia, hasta que se fundieron ambas
en el pasado siglo XIX.
Desde
tiempos remotos --siglo XVI o antes-- hubo cofradías separadas de la Virgen y
de Jesús del Llano y la última se llamó “Esclavitud”, como se sabe por una
escritura de capellanía fundada por doña Elvira Galindo en 1696, en cuya
escritura dispuso entre otras cosas, que la aceituna de las fincas asignadas
debía ponerse a censo, dedicándose el importe a “La Esclavitud del Santo Cristo
del Llano, para ayuda de la fiesta y demás gastos de dicha Esclavitud”, cuyo
nombre no hace referencia a esclavos en sentido estricto o personas que carecen
de libertad, sino aplicando simbólicamente a personas sujetas a la voluntad de
Dios, sin ninguna significación truculenta como algunos han creído.
Fuente- D. Juan Muñoz-Cobo y Fresno
Baños de la Encina: Un viaje por su historia milenaria
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