lunes, 21 de abril de 2014

Jueves Santo, Iglesia Parroquial de San Mateo, Baños de la Encina

 Jueves Santo
17 de abril. Jueves en que Cristo instituyó el Sacramento de la Eucaristía, también conocido como la Última Cena
La institución de la Eucaristía y del Sacerdocio
Este es el día en que se instituyó la Eucaristía, el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo bajo las especies de pan y vino. Cristo tuvo la Última Cena con sus apóstoles y por el gran amor que nos tiene, se quedó con nosotros en la Eucaristía, para guiarnos en el camino de la salvación.
Todos estamos invitados a celebrar la cena instituida por Jesús. Esta noche santa, Cristo nos deja su Cuerpo y su Sangre. Revivamos este gran don y comprometámonos a servir a nuestros hermanos. 

 El Lavatorio de los pies
Qué yo sepa es la primera vez que un párroco lava los pies al sexo femenino, D. Luis Juan Gallardo Anguita (párroco de Baños de la Encina) Quede guardado en la historia
Jesús en este pasaje del Evangelio nos enseña a servir con humildad y de corazón a los demás. Este es el mejor camino para seguir a Jesús y para demostrarle nuestra fe en Él. Recordar que esta no es la única vez que Jesús nos habla acerca del servicio. Debemos procurar esta virtud para nuestra vida de todos los días. Vivir como servidores unos de otros.

Tras la MISA EN LA CENA DEL SEÑOR, la Liturgia manda que el Santísimo se traslade a la CAPILLA DE RESERVA conocido tradicionalmente como MONUMENTO, y para ello en nuestra Parroquia se preparó dicha capilla
¡Ahí está el Señor!



  El Santo Monumento para resaltar la Eucaristía y exponerla de una manera solemne para la adoración de los fieles. 
La Iglesia pide dedicar un momento de adoración y de agradecimiento a Jesús, un acompañar a Jesús en la oración del huerto. Es por esta razón que las Iglesias preparan sus monumentos. Este es un día solemne.
 Las velas de mi Señor 

que acompaño con mi vela...
Quién pudiera siempre estar 
junto al Señor, a su vera,
con la cabeza apoyada 
sobre su pecho, escuchando
cómo late el Corazón 
del Señor, y meditando
cuánto me ama sin que yo 
le quiera con amor tanto
como merece su amor.


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