17 de abril. Jueves en que Cristo instituyó el Sacramento de
la Eucaristía, también conocido como la Última Cena
La institución de la Eucaristía y del Sacerdocio
Este es el día en que se instituyó la Eucaristía, el
sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo bajo las especies de pan y vino.
Cristo tuvo la Última Cena con sus apóstoles y por el gran amor que nos tiene,
se quedó con nosotros en la Eucaristía, para guiarnos en el camino de la
salvación.
Todos estamos invitados a celebrar la cena instituida por Jesús. Esta noche santa, Cristo nos deja su Cuerpo y su Sangre. Revivamos este gran don y comprometámonos a servir a nuestros hermanos.
Todos estamos invitados a celebrar la cena instituida por Jesús. Esta noche santa, Cristo nos deja su Cuerpo y su Sangre. Revivamos este gran don y comprometámonos a servir a nuestros hermanos.
Qué yo sepa es la primera vez que un párroco lava los pies al sexo femenino, D. Luis Juan Gallardo Anguita (párroco de Baños de la Encina) Quede guardado en la historia
Jesús en este pasaje del Evangelio nos enseña a servir con
humildad y de corazón a los demás. Este es el mejor camino para seguir a Jesús
y para demostrarle nuestra fe en Él. Recordar que esta no es la única vez que
Jesús nos habla acerca del servicio. Debemos procurar esta virtud para nuestra
vida de todos los días. Vivir como servidores unos de otros.
Tras
la MISA EN LA CENA DEL SEÑOR, la Liturgia
manda que el Santísimo se traslade a la CAPILLA DE RESERVA conocido tradicionalmente
como MONUMENTO, y para ello en nuestra Parroquia se preparó dicha capilla
¡Ahí está el Señor!
El Santo Monumento para resaltar la Eucaristía y exponerla
de una manera solemne para la adoración de los fieles.
La Iglesia pide dedicar un momento de adoración y de agradecimiento a Jesús, un
acompañar a Jesús en la oración del huerto. Es por esta razón que las Iglesias
preparan sus monumentos. Este es un día solemne.
Las velas
de mi Señor
que acompaño con mi vela...
Quién pudiera siempre estar
junto al Señor, a su vera,
con la cabeza apoyada
sobre su pecho, escuchando
cómo late el Corazón
del Señor, y meditando
cuánto me ama sin que yo
le quiera con amor tanto
como merece su amor.
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