jueves, 22 de octubre de 2009

1976 de Santos en "La Casa las Señoras"


Ya somos padres y madres y en estas fiestas tan peculiares en Baños “Festividad de todos los Santos” nos preocupamos mucho por nuestros hijos ¿Seremos un poco permisivos con ellos? ¿Quizás hemos olvidado cuando eramos nosotros jóvenes...? Encontré la respuesta buscando en el baúl de los recuerdos. Encontré estas fotos, bueno éstas y más que no publico del año 1976. No sé porque algunas cosas no las puedo recordar con exactitud, sí sé que Bartolico Recena nos dejó su burra ese año, lo que no sé es porqué el hombre se atrevería a dejarla a unas crías de 14 años sin ninguna experiencia con animales, pienso que sería por hacer el favor alguno de los padres de las que íbamos, pero por mucho que lo pienso no lo recuerdo.
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31 de octubre. Hicimos la compra y preparamos el hato, Bartolico aparejó al animal y cargó el serón con todo lo que llevábamos. Íbamos a pasar los días de los Santos en ”La Casa las Señoras” allí estaban de caseros los Padres de Migueli.

Salimos desde la Plazuela, bajando por la calle Las Eras, nadie quería llevar al animal de reata y el dueño dijo que la podíamos dejar sola que ella sabía el camino, y así lo hicimos, las riendas sujetas al aparejo, el animal delante y nosotras detrás muertas de risa. Era increíble como la burra sabía a dónde íbamos, cuando había que cambiar de camino decíamos ¡ella sabrá… ! Nos hicimos la foto con la cara de la burrita, era nuestra guía. Empezando por la derecha Migueli, Mari, Juanita, Sión, y yo delante con mi gran trenza para llevar el pelo recogido
Tere hizo la fotografía.

Llegamos por la tarde al cortijo. La burra se paraba plácidamente a comer hierba donde más le apetecía, nosotras no la increpábamos para nada y casi nos anochece.

Hoy me pregunto como nuestros padres nos dejaron hacer tal cosa, eso sí cuando llegamos al cortijo nuestra simulada libertad tenía todas las garantías de vigilancia de unos padres.

Nos alojamos en las dependencias que existían en el cortijo para los trabajadores cordobeses que venían en la temporada de aceituna. Un salón enorme con chimenea donde prepararíamos de cena las típicas Gachas. La madre de Migueli, nos dio las instrucciones a seguir para hacerlas, freímos los tostones sin que se quemasen eso era importante, luego había que tostar la harina pusimos mucha cantidad y por poco estamos echando agua para desarmarlas, claro que luego de azúcar y anís hubo que poner un montón, se quedaron faltas de aceite y llenas de grumos. Creo que no he comido unas gachas tan malas en mi vida. Nos reíamos y decíamos pues no están tan malas... pero la verdad es que eran repugnantes, nada que ver con las que siempre nos hizo la madre de Mari cuando éramos pequeñitas, ella nos hacía las gachas en la lumbre en la cocina del patio de su casa, todas mirábamos mientras las hacía, cenábamos juntas y luego íbamos a tapar las cerraduras de las puertas ¡esas sí eran unas gachas ricas! no las que cocinamos nosotras esa noche.

Aquella noche dormimos poco hablando de amores... fumando algún cigarro compartido por todas dando la vuelta en circulo lleno de jovialidad.

“Las visitas” siempre existieron, Antonio, hoy mi marido, estaba de Santos con sus amigos por las casas del pantano. A TRONCHA JARA (o sea en el coche de san Fernando, unos ratos a pie y otros andando) fue hasta donde estábamos nosotras para verme ya que por el día nos fuimos a las olivas de detrás del cortijo para mayor libertad como fumar algún cigarro… eso si acompañadas de la hermana de Migueli que estaba encantada de estar con nosotras y que nos guardaría el secreto. Antonio me tiraba los tejos por entonces (lo de tirar el tejo ya lo contaré otro día) Hicimos un arroz que nos salió bastante aceptable.


Fueron unos Santos estupendos, risas, bromas, empezábamos a vivir. Nunca puede ser malo divertirse eso debieron pensar nuestros padres que aun preocupándose por nosotras nos dejaron una poca “rienda suelta” (libertad).

Volvimos por la tarde con nuestra burra a Baños, muertas de cansancio, nos duchamos y nos fuimos “Al baile del Francés” (la discoteca de entonces) que de discoteca tenía poco pero allí bailamos y nos enamoramos, las personas de mi época recordamos con verdadero cariño aquel lugar EL FRANCÉS

Ahora los jóvenes tienen bastante más libertad claro está, cada generación es diferente y debemos aceptarlo, así que recordemos nuestras vivencias y comprendamos un poco a nuestros hijos estos días, no digo que seamos permisivos, sólo comprensivos

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonita la crónica, muy interesantes las fotos, y muy jóvenes todos.
Gracias

Anónimo dijo...

Yo tambien soy de aquella época y me ha dado una gran nostalgia.

Anónimo dijo...

muy buenos aquellos tiempos pero ahora como MADRE que soi no lo veo igual meda mucho miedo de la fiesta de los santos que DIOS los proteja atodos y se sepan diverti como lo aciamos nosotras un abrazo BUENA AMIGA