Saturno devora a sus hijos porque teme que le arrebaten el poder. Esta pintura me impacta profundamente.
Nunca es tarde: vuelven las letras, vuelve el aprendizaje que un día ignoré.
Sin entender de pintura, mis ojos se clavan en el lienzo y mi mente analiza el cuadro, el poder, ese deseo de no perder jamás el control absoluto.
Y yo, hija de Saturno, me siento devorada.
Es una sensación extraña, pero fiel, si necesito una imagen que lo defina.
Sin embargo, renacer es mi meta. Ser libre y volver a empezar.
Te contaré mis cosas, ahora que vuelves a mi vida después del olvido,
y caminaremos juntos mientras acomodo, por fin, mis propias cosas.

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