Mis propias cosas os desea Feliz Navidad y prospero año nuevo

La fiesta de Navidad llena de ilusión a todos los cristianos: a niños y adultos. Todos esperamos a ese Niño que siendo Niño atrae a los adultos, y siendo adulto se rodea de niños.

Recuerdo que antaño (como diría "Rayón") siempre iba al estanco a comprar las tarjetas de Navidad; una para cada persona a la que deseabas desearle FELIZ NAVIDAD. Varias cajas con distintos precios y postales. Las más bonitas llevaban brillantinas de colores y se abrían formando bonitos paisajes nevados, de esas podías comprar pocas pero siempre alguna para alguien más especial. Hoy, para mí, Baños de la Encina es la mejor de las postales. Con éstas os quiero desear que vuestro corazón rebose de: ilusión, paz interior, amor, ilusión, ganas de vivir, de hacerlo con alegría, con fuerza ante las adversidades, con paciencia, y también esperanza, sabiendo que "No hay mal que cien año dure ni cuerpo que lo resista". Así caminemos hacia delante con paso firme, siempre adelante, y si volvemos atrás que los buenos momentos nos llenen el alma

Colmada ésta, demos gracias a Dios .

Alguien escribió que si los hombres nos acostumbrásemos a sonreír con más frecuencia, y a ser más sencillos, la humanidad se sentiría mejor y más feliz. Y es que la sonrisa es una característica propia del hombre; solamente el hombre es capaz de sonreír. Por eso otro afirmó, quizás con poca delicadeza, pero con indudable veracidad, que cuanto más el hombre sonría, es más hombre; por el contrario, cuanto menos sonría, es más animal que hombre.
Sonreír siempre y sonreír a todos porque todos esperan nuestra sonrisa y todos necesitan de ella; nosotros somos los primeros en necesitar nuestra propia sonrisa, para sentirnos mejores, más optimistas, más tiernos de corazón.
Sonreír al niño travieso y molesto, sonreír al anciano solitario y pesado, sonreír al amigo importuno, sonreír al cartero, al verdulero, al panadero… sonreír a todos, para hacerlos a todos mejores y ser mejores.