En Baños
de la Encina, cuando llega el fresco y el monte huele a humedad, sabemos
que es tiempo de setas. Este salteado al ajillo de pie azul y unos poquitos
níscalos es una de esas recetas que me acompañan desde siempre. Sencilla,
rápida y llena de sabor a pinar. Cada otoño la preparo con ganas, y siempre
hago de más para congelarla, porque mis hijos la disfrutan igual de
recién hecha que recalentada.
Es un plato bañusco, humilde y agradecido, perfecto para aprovechar la
temporada y para recordar esos paseos por los pinares que nos regalan estas
joyas de la sierra.
Ingredientes
- Aceite
de oliva virgen extra (generoso, porque luego la receta se puede congelar
sin secarse)
- Pies
azules limpios y troceados
- Unos
níscalos
- Ajo
picadito
- Guindilla
al gusto (opcional, según tolerancia al picante)
- Sal
- Un
chorreón de vino blanco
- Jamón
picado
Preparación
- En una sartén amplia, añade un chorreón generoso de aceite de oliva
virgen extra. Las setas lo absorberán y así el salteado quedará
jugoso, incluso si luego decides congelarlo.
- Agrega el ajo picadito y, si te gusta, un poco de guindilla
para darle ese sabor al ajillo. Si el picante no te sienta bien,
simplemente no la pongas.
- Añade las setas: primero los pies azules y los níscalos.
Reahoga a fuego fuerte hasta que suelten su agua y empiecen a dorarse.
- Pon sal y un chorreón de vino blanco, dejando que
evapore.
- Apaga el fuego y añade el jamón picadito, que se cocinará solo
con el calor residual.
El resultado es un salteado aromático, jugoso y
con ese sabor tan nuestro de la sierra bañusca. Perfecto como tapa,
acompañamiento o para tener listo en el congelador.

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