martes, 9 de noviembre de 2010

Roscos calenticos - 1925 en "La Posá" Baños de la Encina






Ana Pepa siempre fue una niña muy despierta, lo cogía todo al vuelo, era de las primeras de la clase junto a sus Primas Enriqueta y Lucía. Éstas, aprendían mucho y Ana pidió a Dª Lorenza poder ir con Dª Asunción para estar con sus primas, algo que a su madre le disgustó por si Dª Lorenza se molestaba pensando que no quería ir con ella, pero por supuesto que ella entendía la afinidad de Ana Pepa con sus primas ya que no tenía hermanos/as.

Jerónima, madre de Ana Pepa, compraba todos los fascículos de novela, que salían a la venta mensualmente; para que su hija los leyese a toda la familia, y lo hacía con tal desparpajo que si era de pena, todos lloraban, y si eran de humor todos reían, tenía grandes dotes interpretativas.
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En la escuela, para fin de curso solían hacer un teatro con varias representaciones, según la edad de las alumnas. Había un monólogo que nadie se atrevía a representar; Era el de una mujer en su ancianidad que tenía que buscar su sustento vendiendo por la calle los roscos que ella misma preparaba, cansada se sienta un momento a meditar si merece la pena seguir luchando.
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Dª Asunción, sabía que Ana Pepa podía hacer todo cuanto se proponía así que le dijo: "Ana tú lo harías muy bien"
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ROSCOS CALENTICOS

Ana Pepa como siempre puso todo su entusiasmo, en su corta edad era un todo un reto convertirse en una anciana. Ensayaba todos los días delante de sus padres, éstos llegaron a saber de memoria el corto papel, Ana Pepa se introducía tanto en el personaje que podía olvidar quien era en la realidad. Ella misma preparó su vestuario, cortó y cosió un delantal blanco (con tela del mantel novial de su madre que se había estropeado por algunas zonas, más bien por el paso del tiempo que por uso) También confeccionó unos manguitos para dar más realce a la personalidad de la mujer (hacendosa y pulcra). Falda, blusa y medias las pidió prestadas a la chacha Remedios, (ésta estaba delgadita) y siempre no sé por qué vistió de negro,) Las zapatillas, también negras, y el canasto serían de la abuela Ana florencia que tenía todo tipo de canastas y el pie chiquito, por ultimo un pañuelo que se echaría hacia atrás al sentarse, éste de los lutos de Jerónima.
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Todo estaba preparado.
Llegó el gran día, sin inmutarse, vestida de anciana con el pelo recogido en un moño lleno de canas (blanco talco) , Ana Pepa subió al escenario preparado en el patio de "La Posá" y comenzó su magistral interpretación.
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¡Roscos calentitos, que van calientes, que van quemando! (Bis).
¡Qué vidica, qué vidica arrastrá!
-Sentandose en un tranco se mete la mano en el bolsillo y mira su mano
¿Cuánto gané en toíca la semana?
¡Cuatro patacones y medio!
¿Y pa´ gana´ cuarenta y cinco centimillos me paso berreando cúa sementé a grito pelao toíco er día?
¡Qué vidica, qué vidica!
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La señorita Inés, me dice que me vaya al asilo de las Hermanas, pero eso no pue´ se´, y no pue´ se´
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¿Qué recontras voy yo a pintar en el asilo, si no morirme de hambre antes de ocho días?
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Porque, ¡el otro día le pregunte a la Manuela que estuvo allá quince días qué tal se estaba! y me dijo:
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"Pues no se está muy mal del , pero se siente mucho la falta de libertad. Qué te levantas temprano para oír la misa, después el Rosario con cuatrocientos Padres Nuestros, ¡qué te aburres soberanamente!, sin poder hacer lo que te viene en gana. Pues luego atiza, el rancho siempre es el mismo: pan moreno, tocino como la lengua de un gato y el vino, no lo pruebas más que una vez al año".
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¡Qué no, qué no me voy al asilo, qué no!

Porque el pajarillo enjaulado, tendrá mucho que comer en calidad, pero en cantidad sólo lo que le den.
Más el pájaro volando, unas veces con hambre y otras con frió, siempre tiene por suyo cuanto haya debajo del sol.
¡Qué no me voy al asilo, qué no!
- Levantándose con ánimo sigue con su trabajo con voz renovada.
¡Roscos calentitos, que van calientes, que van quemando! (Bis).
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El público allí presente aplaudía entusiasmado, no lo hubiese hecho mejor una artista de cine repetían. La maestra la felicitó por lo bien que le había salido ese día. Sus padres, no cabían en la silla, "¡Qué lista es la nena Jerónima!"- Repetía Pedro a su mujer.
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La verdad es que era una chica lista. Aprendió a cortar y montar la ropa sin maestra, desmontaba ropa vieja y la usaba de patrón, cortaba el pelo a todo el que se dejaba, bordaba, hacía ganchillo...
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Esta obra se representó en 1925. Miles de veces nos la repetía de memoria parodiandola en su últimos años, curiosamente cada día la recordaba mejor. Ella tenía cuando la hizo 7 años más o menos, quizás más qué menos; Recordó palabra tras palabra hasta 1995 cuando el silencio y el olvido llenó toda su vida dejándola siete años y dos meses en el Limbo Terrenal.
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Yo os podría volver a representar todo el monologo con los mismo aspavientos y gestos.
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Cada día que pasa la echo más de menos, ella siempre decía que se sentía satisfecha, la vida merecía la pena al mirar a sus hijos y nietos. Su madre pensó siempre que al no tener hermanos estaría sola, pero fue capaz de crear una gran familia YO HE CUMPLIDO decía.
GRACIAS

4 comentarios:

Encarna dijo...

Mi madre me cuenta muchas aneddotas de ella , a su lado dice que no te aburrias y que te tenías que reir de sus ocurrencias, así ese dias estuvieras triste.
Gracias por este recuerdo de ella y compartirlo

Ana Ortiz Rodríguez dijo...

Yenifer mis padres querian mucho a tu madre, y mi madre decía que tu madre es una mujer de bandera. Un abrazo de mi parte para ella.

Eva: Hecho a mano dijo...

es muy dificil despedirte de ella cuando te la roban en un minuto pero muy doloroso verla irse sin estar aqui
besinos

TREMENDITA dijo...

Esas madre coraje, Ana, no les llegamos ni a la punta del pie, yo recuerdo a tu madre con bastante nitidez , mi madre me mandaba a tu casa a comprar verdura.
Un abrazo.