CAPÍTULO 3º
VEINTE AÑOS MÁS TARDE
VEINTE AÑOS MÁS TARDE
Juan y Miguel se seguían saludando cuando se veían por la calle, pero ninguno de los dos tenía ya la confianza que tuvieron en la niñez. El accidente truncó su amistad y apenas siguieron siendo amigos, después en la adolescencia tomaron dos caminos bastantes opuestos. Juan se convirtió en profesor de Lengua Castellana. Miguel estudió electricidad y ahora tenía su propia empresa de montajes e instalaciones eléctricas. Curiosamente una mañana de octubre se encontraron desayunando en la cafetería del Hotel de Baños.
Era la hora del recreo en el instituto y Miguel venía a la villa Milenaria para traer el presupuesto de un proyecto de placas solares.
-¡Miguel!
-Juan ¿qué tal?
Desayunaron juntos y se contaron mil cosas. Sólo se veían de vez en cuando y no pasaban de un saludo formal. Desde el día del accidente no habían vuelto hablar de Litos ni del accidente, sólo eran dos conocidos que casi nunca coincidían y aquel día sin embargo empezaron a retomar la vieja amistad. Por supuesto que no hablaron nada más que de trivialidades, fútbol, mujeres y de su trabajo. La enseñanza de la Lengua o de la crisis del ladrillo y de cómo afectaba a toda la sociedad.
-Bueno, yo te invito.
-Muchas gracias, si mañana nos vemos seguiremos la charla por donde lo dejamos.
-Dejadme que os invite yo.
Detrás de la barra, trabajando de camarero estaba uno de los viejos amigos de la peña de Baños.
-Muchas gracias.
-¿No sabéis quien soy?
Ambos se quedaron estupefactos.
Fue Juan el que se atrevió a adivinar:
-Eres Ramón de la Peña de Baños.
-Exactamente. ¡Que grandes veranos vivimos! Gracias a que veníais pasábamos buenos momentos en las aburridas tardes de verano. Que bien lo llevábamos: charlando, jugando al fútbol o cuando íbamos de pesca al pantano.- Dijo rescatando recuerdos con nostalgia mientras estrechaba sus manos.
-Tengo que preguntaos una duda que tengo dese hace años. ¿Por qué dejasteis de venir?
-¿No os enterasteis aquí en Baños del accidente?- Respondió Miguel atónito.
¿Qué accidente?-Preguntó Ramón más extrañado
-Litos murió en un trágico accidente cuando regresábamos a casa. Un camión que venía a demasiada velocidad se llevó por delante a Litos. Todo salió ardiendo. Nadie sobrevivió.
Eso es imposible.
-¿Imposible?
-Sí, imposible, Litos se ha dejado ver de vez en cuando desde entonces, ahora vive por aquí. Yo ya llevo un par de años trabajando aquí en el hotel y ya no voy a jugar al fútbol como antes, pero te aseguro que él venía cada año.
No puede ser, murió en la Cuesta La Muela, estuvimos allí. Luego fuimos al entierro. Sus padres lloraron muchísimo, se marcharon de Bailén de la pena.
-Pues os aseguro que la historia que os voy a contar es absolutamente cierta. Ya ahora no paso por Los Charcones cada día, porque de mi casa a aquí a mi trabajo sólo hay un pequeño trecho, pero antes cuando cruzaba para ir a la Huerta del Pinche, recuerdo perfectamente como al amanecer, día tras días me he cruzado con Litos en La Llaná.
-¿A qué horas lo veías?
Cada amanecer, camino de la Huerta del Pinche. A veces iba andando, otras veces en bicicleta, y por lo que yo sé, siempre iba camino de la sierra antes de los primeros destellos del alba.
-¿Qué piensas de toda esta historia, Miguel?
-No duermo bien desde aquel día. No sabes las veces que me he arrepentido de no haberle esperado o de haber salido un poco antes de que anocheciera. Me arrepiento mucho de no haber hablado contigo antes de este asunto. Los fantasmas del pasado algunas noches me atormentan, el haberle dejado allí sólo, sabiendo como supe después que el pobre estaba enfermo no sabes hasta qué punto me atormenta. Quizás todo sea un confusión, alguien que se le parezca, o alguna persona que quizás sea de su familia y que su rostro sea semejante, pero ¿y si fuera él, y si sobrevivió y se marchó asustado por el accidente de tráfico? Quizás huyó creyendo que él fue el causante de todo aquello.
- ¿Y la vieja?
-No la Bruja, no, ya sabes que no quiero hablar de ese tema pero ¿y si alguna vieja chiflada lo raptó?
-Por probar no perdemos nada.
-Ramón, ¿nos acompañarás? No puedo, ya me gustaría pero sabéis que aquí es festivo y que todo el mundo se va.
- No te preocupes. Mañana al amanecer iremos al camino del Pozo La Vega, para ver si todo lo que dice se cumple o son sólo imaginaciones o fantasías. Quizás tengamos sólo una buena historia que contar.
Miguel Ángel Perea Monje
-Juan ¿qué tal?
Desayunaron juntos y se contaron mil cosas. Sólo se veían de vez en cuando y no pasaban de un saludo formal. Desde el día del accidente no habían vuelto hablar de Litos ni del accidente, sólo eran dos conocidos que casi nunca coincidían y aquel día sin embargo empezaron a retomar la vieja amistad. Por supuesto que no hablaron nada más que de trivialidades, fútbol, mujeres y de su trabajo. La enseñanza de la Lengua o de la crisis del ladrillo y de cómo afectaba a toda la sociedad.
-Bueno, yo te invito.
-Muchas gracias, si mañana nos vemos seguiremos la charla por donde lo dejamos.
-Dejadme que os invite yo.
Detrás de la barra, trabajando de camarero estaba uno de los viejos amigos de la peña de Baños.
-Muchas gracias.
-¿No sabéis quien soy?
Ambos se quedaron estupefactos.
Fue Juan el que se atrevió a adivinar:
-Eres Ramón de la Peña de Baños.
-Exactamente. ¡Que grandes veranos vivimos! Gracias a que veníais pasábamos buenos momentos en las aburridas tardes de verano. Que bien lo llevábamos: charlando, jugando al fútbol o cuando íbamos de pesca al pantano.- Dijo rescatando recuerdos con nostalgia mientras estrechaba sus manos.
-Tengo que preguntaos una duda que tengo dese hace años. ¿Por qué dejasteis de venir?
-¿No os enterasteis aquí en Baños del accidente?- Respondió Miguel atónito.
¿Qué accidente?-Preguntó Ramón más extrañado
-Litos murió en un trágico accidente cuando regresábamos a casa. Un camión que venía a demasiada velocidad se llevó por delante a Litos. Todo salió ardiendo. Nadie sobrevivió.
Eso es imposible.
-¿Imposible?
-Sí, imposible, Litos se ha dejado ver de vez en cuando desde entonces, ahora vive por aquí. Yo ya llevo un par de años trabajando aquí en el hotel y ya no voy a jugar al fútbol como antes, pero te aseguro que él venía cada año.
No puede ser, murió en la Cuesta La Muela, estuvimos allí. Luego fuimos al entierro. Sus padres lloraron muchísimo, se marcharon de Bailén de la pena.
-Pues os aseguro que la historia que os voy a contar es absolutamente cierta. Ya ahora no paso por Los Charcones cada día, porque de mi casa a aquí a mi trabajo sólo hay un pequeño trecho, pero antes cuando cruzaba para ir a la Huerta del Pinche, recuerdo perfectamente como al amanecer, día tras días me he cruzado con Litos en La Llaná.
-¿A qué horas lo veías?
Cada amanecer, camino de la Huerta del Pinche. A veces iba andando, otras veces en bicicleta, y por lo que yo sé, siempre iba camino de la sierra antes de los primeros destellos del alba.
-¿Qué piensas de toda esta historia, Miguel?
-No duermo bien desde aquel día. No sabes las veces que me he arrepentido de no haberle esperado o de haber salido un poco antes de que anocheciera. Me arrepiento mucho de no haber hablado contigo antes de este asunto. Los fantasmas del pasado algunas noches me atormentan, el haberle dejado allí sólo, sabiendo como supe después que el pobre estaba enfermo no sabes hasta qué punto me atormenta. Quizás todo sea un confusión, alguien que se le parezca, o alguna persona que quizás sea de su familia y que su rostro sea semejante, pero ¿y si fuera él, y si sobrevivió y se marchó asustado por el accidente de tráfico? Quizás huyó creyendo que él fue el causante de todo aquello.
- ¿Y la vieja?
-No la Bruja, no, ya sabes que no quiero hablar de ese tema pero ¿y si alguna vieja chiflada lo raptó?
-Por probar no perdemos nada.
-Ramón, ¿nos acompañarás? No puedo, ya me gustaría pero sabéis que aquí es festivo y que todo el mundo se va.
- No te preocupes. Mañana al amanecer iremos al camino del Pozo La Vega, para ver si todo lo que dice se cumple o son sólo imaginaciones o fantasías. Quizás tengamos sólo una buena historia que contar.
Miguel Ángel Perea Monje
CAPÍTULO 4 (último)
31 de Octubre
LOS SANTOS
LOS SANTOS
4 comentarios:
Jolín Ani , me has dejado como cuando oíamos las novelas por la radio , esperando otro episodio el final de esta historia.
Gracias y epero mañana
Un abrazo
Al cuento le falta lo más importante, el desenlace, pero la verdad es que engancha, lees y lees, con avidez, descubriendo ese paisaje, que para algunos, sigue dormido en el desván de los sueños, vives de nuevo los recuerdos,que nadie pudo borrar.
y...me pregunto, ¿quien juzga los trabajos? o...¿no da tiempo a leerlos todos? éste trabajo merecía minimo, un accesit.
Es mi humilde opinión, de una mujer ya curtida por la vida y los años.
¡Tenía que decirlo!
Un abrazo a los dos
Yo estoi desconcertado la istoria es bonita pero pregunto ¿que tiene de vedad o es solo un cuento?
Eres mala amiga ANA por dejarnos con la miel en los lavios
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