Desde tiempos remotos –siglo XVI o antes – hubo cofradías separadas de la Virgen y de Jesús del Llano y la última se llamó "Esclavitud", como sabemos por una escritura de capellanía fundada por doña Elvira Galindo en 1696, en cuya escritura dispuso entre otras cosas , que la aceituna de las fincas asignadas debía ponerse a censo, dedicándose el importe a "La Esclavitud del Santo Christo del Llano, para ayuda de la fiesta y demás gastos de dicha Esclavitud", cuyo nombre no hace referencia a esclavos en sentido estricto o personas que carecen de libertad, sino aplicado simbólicamente a personas sujetas a la voluntad de Dios, sin ninguna significación truculenta como algunos –torcidamente- han creído.
De aquí proceden las llamadas "Fiestas de los Esclavos" que se celebraban a Jesús del Llano el 14 de septiembre (Exaltación de la Santa Cruz) y no el 20 como ahora, aclarándolo la escritura de capellanía fundada por el canónigo doctor don Pedro García Delgado en el Santuario , el 28 de diciembre de 1686, en la que instituye tres fiestas: La más solemne el 3 de mayo, día de la Invención de la Santa Cruz, y otras dos "Fiestas llanas", una el 16 de julio al Triunfo de la Santa Cruz, instituida por la Iglesia en recuerdo de la victoria de las Navas de Tolosa y otra el 14 de septiembre ya mencionada, añadiendo "que se han de decir perpetuamente ya para siempre jamás". Esta última o de "Los Esclavos" se cambió de fecha y al refundirse bastante después ambas cofradías en una, se dispuso la celebración de las fiestas de la Hermandad única los días 19 y 20 de septiembre, una vez terminadas las recolecciones de verano y tareas de las eras, trasladando la de la Virgen el día 8-Natividad de Nuestra Señora- al 19, y retrasando la de Jesús del 14 al 20. Al fundar el párroco, don José Jurado, la Cofradía de San Mateo, cuya fiesta celebra la Iglesia el 21 de septiembre, se agregó un día más a las Fiestas de Esclavos, hasta la desaparición reciente e inexplicable de la Hermandad del Santo titular de la Parroquia, cuyo nombre significa "Regalo de Dios". Al menos debían usarse las hermosas banderas, ya centenarias, que abrían marcha en las procesiones y que no debían perderse –como tantas otras cosas- en el olvido
FUENTE:
Copiado literalmente del libro "Baños de la Enciana: Un viaje por su historia milenaria" D. Juan Muñoz-Cobo Y Fresno.
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