martes, 2 de junio de 2009

EL NIÑO YUNTERO



EL NIÑO YUNTERO
.
Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
por el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.
.
Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.
.
Entre estiércol puro y vino
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.
.
Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.
.
Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.
.
Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.
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Trabaja y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.
.
A fuerzas de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.
.
Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escapa bajo sus pies
la voz de la sepultura.
.
Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.
.
Me duele este niño hambriento
como grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
resuelve mi alma de encina.
.
Lo veo arar los rastrojos
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos.
que por qué es carne de yugo.
.
Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta..
.
¿Quién salvará a ese chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?
.
Que saldrá del corazón
de los hombres jornaleros ,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.

POEMA DE MIGUEL HERNÁNDEZ

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