Domingo 29 de marzo de 2009 12 de la mañana Santa Misa con la fiesta religiosa en honor a Sam Juan Evangelista, en la Parroquia de San Mateo.
EN EL MONTE CALVARIO
En el monte Calvario estaba una Cruz, emblema de afrenta y dolor, y yo amo a Jesús que murió en la Cruz.
Por salvar almas es el fin pecador.
Yo amaré siempre a Jesús en sus triunfos mi gloria será, y algún día en vez de una cruz, mi corona Jesús me dará.
Y aunque el mundo desprecie la Cruz de Jesús para mí tiene suma atracción, porque en ella llevó el Cordero de Dios ¡oh! De mi alma la condenación.
La letra de esta canción cantada en la celebración de la Eucaristía a sido cedida con todo cariño por el Coro Parroquial.
El discípulo amado
SAN JUAN el Evangelista, a quien se distingue como "el discípulo amado de Jesús" y a quien a menudo le llaman "el divino" (es decir, el "Teólogo") sobre todo entre los griegos y en Inglaterra, era un judío de Galilea, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor, con quien desempeñaba el oficio de pescador.
Junto con su hermano Santiago, se hallaba Juan remendando las redes a la orilla del lago de Galilea, cuando Jesús, que acababa de llamar a su servicio a Pedro y a Andrés, los llamó también a ellos para que fuesen sus Apóstoles. El propio Jesucristo les puso a Juan y a Santiago el sobrenombre de Boanerges, o sea "hijos del trueno" (Lucas 9, 54), aunque no está aclarado si lo hizo como una recomendación o bien a causa de la violencia de su temperamento.
Se dice que San Juan era el más joven de los doce Apóstoles y que sobrevivió a todos los demás. Es el único de los Apóstoles que no murió martirizado.
Juan fue el elegido para acompañar a Pedro a la ciudad a fin de preparar la cena de la última Pascua y, en el curso de aquella última cena, Juan reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesús y fue a Juan a quien el Maestro indicó, no obstante que Pedro formuló la pregunta, el nombre del discípulo que habría de traicionarle. Es creencia general la de que era Juan aquel "otro discípulo" que entró con Jesús ante el tribunal de Caifás, mientras Pedro se quedaba afuera. Juan fue el único de los Apóstoles que estuvo al pie de la cruz con la Virgen María y las otras piadosas mujeres y fue él quien recibió el sublime encargo de tomar bajo su cuidado a la Madre del Redentor. "Mujer, he ahí a tu hijo", murmuró Jesús a su Madre desde la cruz. "He ahí a tu madre", le dijo a Juan. Y desde aquel momento, el discípulo la tomó como suya. El Señor nos llamó a todos hermanos y nos encomendó el amoroso cuidado de Su propia Madre, pero entre todos los hijos adoptivos de la Virgen María, San Juan fue el primero. Tan sólo a él le fue dado el privilegio de llevar físicamente a María a su propia casa como una verdadera madre y honrarla, servirla y cuidarla en persona
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Desde hace cuatro años pertenezco a la cofradía de SAN JUAN EVANGELISTA de Baños de la Encina. Una cofradía que destaca por su sencillez, esto es algo que valoro mucho.
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