Durante las distintas etapas de la vida vivimos fechas y acontecimientos de distinta manera. La Navidad, nada que ver de una etapa a otra.
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De niña, los juguetes cómo no, eran los que te alegraban la Navidad, siempre el día de los Reyes nunca llegaron antes, y a Papá Noel ni lo nombramos. Siempre recordaremos aquellos juguetes que tuvimos. Mi mayor recuerdo es el peso en mis piernas al despertar con aquella cocinita, con sus sartenes, cacerolas, y paletas ¡cuanta ilusión! un poco ilusa… no sabía que serían mis compañeras perpetuas.
.Después llegó la adolescencia. Jovencita ¡ya eras una mujer! Navidad y trabajo se daban la mano, recogía aceituna, 600 pesetas de jornal. Todo se vivía de una manera distinta, con todo optimismo, si llovía, te mojabas y embarrabas, eras capaz de reírte cuando te veías como un "San Lázaro" Muchos jóvenes en la cuadrilla compartíamos juegos, bromas, miradas de complicidad… Llegaba Nochebuena y Nochevieja de la mano, apenas recuerdo lo que cenábamos, llegabas a Baños con toda premeditación, debías llegar la primera a casa, subías desde San Marcos (allí nos bajábamos del tractor que nos traía del olivar) querías entrar en el baño la primera, sólo había un baño y éramos muchos los que veníamos del campo. Pués! importante y primordial ser la primera; yo tenía el pelo muy largo y esos días querías ir estupenda, eso sí luego ya te arreglabas en tu cuarto, había que dejar el baño para otro, mi madre siempre la última dando paso. Como decía la cena no tenía por lo menos en mi caso tanta relevancia, cenabas y estabas deseando de salir.
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De niña, los juguetes cómo no, eran los que te alegraban la Navidad, siempre el día de los Reyes nunca llegaron antes, y a Papá Noel ni lo nombramos. Siempre recordaremos aquellos juguetes que tuvimos. Mi mayor recuerdo es el peso en mis piernas al despertar con aquella cocinita, con sus sartenes, cacerolas, y paletas ¡cuanta ilusión! un poco ilusa… no sabía que serían mis compañeras perpetuas.
.Después llegó la adolescencia. Jovencita ¡ya eras una mujer! Navidad y trabajo se daban la mano, recogía aceituna, 600 pesetas de jornal. Todo se vivía de una manera distinta, con todo optimismo, si llovía, te mojabas y embarrabas, eras capaz de reírte cuando te veías como un "San Lázaro" Muchos jóvenes en la cuadrilla compartíamos juegos, bromas, miradas de complicidad… Llegaba Nochebuena y Nochevieja de la mano, apenas recuerdo lo que cenábamos, llegabas a Baños con toda premeditación, debías llegar la primera a casa, subías desde San Marcos (allí nos bajábamos del tractor que nos traía del olivar) querías entrar en el baño la primera, sólo había un baño y éramos muchos los que veníamos del campo. Pués! importante y primordial ser la primera; yo tenía el pelo muy largo y esos días querías ir estupenda, eso sí luego ya te arreglabas en tu cuarto, había que dejar el baño para otro, mi madre siempre la última dando paso. Como decía la cena no tenía por lo menos en mi caso tanta relevancia, cenabas y estabas deseando de salir.
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Todos los de mi época recordarán EL BAILE DEL FRANCÉS todo un discotecón nos parecía: un salón de unos 400 m cuadrados. Al entrar estaba el bar que solo era para mayores, luego estaba la taquilla, allí se quedaba lo poquito que recibía de paga, descuida que no había problemas con la bebida, ¿cubata? ¿copa? ¡las chicas, vamos ni pa´ coca-cola! Ya estabas dentro, con aquellos vaqueros que tanto te gustaban, como una segunda piel y "el nique" cortito ¿Se fijará él…? te preguntabas, el cansancio había desaparecido como por obra de magia.
Música como el grupo Abba, Billis, era lo más, yo creo que me gustaba toda la música pusieran lo que pusieran bailaba. Pero llegaba la música lenta y todos sentados la pista del baile sola. Ahí se notaba quién le gustaba a quien, de lejos veías como se acercaba el chico para pedirle a la chica un baile, ¿bailas? Preguntaba él, y la repuesta algo tan tonto como el "no me apetece" quería decir "no me haces mucha gracia chico". Si te gustaba con ponerte en pie e ir hacia la pista de baile era suficiente, el chico siempre detrás, era todo un ritual. Bailar pegados, de eso nada, una distancia prudencial quedaba entre ambos y sólo bailabas una canción, si bailabas más ya quería decir algo… Las chicas de fuera solían dejar que el chico se apegase más, los chicos procuraban sacar a bailar a la forastera... En Navidad el baile duraba hasta muy tarde, esos días eran especiales para todos. Un año en Nochevieja en el cine de "Columpios" hubo baile y orquesta, nos pasamos la noche Del Francés al Cine en la carretera; recuerdo que llovía a cantaros, los pies empapados toda la noche, pero frío no sentíamos ninguno.
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Todos los de mi época recordarán EL BAILE DEL FRANCÉS todo un discotecón nos parecía: un salón de unos 400 m cuadrados. Al entrar estaba el bar que solo era para mayores, luego estaba la taquilla, allí se quedaba lo poquito que recibía de paga, descuida que no había problemas con la bebida, ¿cubata? ¿copa? ¡las chicas, vamos ni pa´ coca-cola! Ya estabas dentro, con aquellos vaqueros que tanto te gustaban, como una segunda piel y "el nique" cortito ¿Se fijará él…? te preguntabas, el cansancio había desaparecido como por obra de magia.
Música como el grupo Abba, Billis, era lo más, yo creo que me gustaba toda la música pusieran lo que pusieran bailaba. Pero llegaba la música lenta y todos sentados la pista del baile sola. Ahí se notaba quién le gustaba a quien, de lejos veías como se acercaba el chico para pedirle a la chica un baile, ¿bailas? Preguntaba él, y la repuesta algo tan tonto como el "no me apetece" quería decir "no me haces mucha gracia chico". Si te gustaba con ponerte en pie e ir hacia la pista de baile era suficiente, el chico siempre detrás, era todo un ritual. Bailar pegados, de eso nada, una distancia prudencial quedaba entre ambos y sólo bailabas una canción, si bailabas más ya quería decir algo… Las chicas de fuera solían dejar que el chico se apegase más, los chicos procuraban sacar a bailar a la forastera... En Navidad el baile duraba hasta muy tarde, esos días eran especiales para todos. Un año en Nochevieja en el cine de "Columpios" hubo baile y orquesta, nos pasamos la noche Del Francés al Cine en la carretera; recuerdo que llovía a cantaros, los pies empapados toda la noche, pero frío no sentíamos ninguno.
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Después casados, la cosa cambió, de nuevo los Reyes para mis hijos, una ilusión que había que transmitir, ahora tú eras MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR, Yo siempre digo que en verdad los Reyes Magos existen mientras alguien siga con ilusión esta tradición, hacer que para otros sea mágico. Hacer las compras pero y que ellos nunca nos vieran guardarlos en el coche, era todo un complot . Dejar agua y polvorones junto al Belén, íbamos a ver la cabalgata a uno se le olvidaba algo o se retrasaba en salir … tirabas el agua que supuestamente se bebían los camellos de los Reyes Magos y dejar el papel de los povorones ya que los Reyes tuviesen hambre... cuando volvíamos estaban los regalos esperando, siempre el día 5 por la noche, en casa llegaban enseguida, les cogía de paso. Ver sus caras de sorpresa no se puede olvidar nunca.
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Ahora ya mayores los hijos, la buena mesa, atenderlos a todos es lo más importante, esto le gusta a uno, esto al otro… Estar juntos se ha convertido en lo más importante sin duda.
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Sin darme cuenta di una vuelta por el pasado y sé que aún me quedará la etapa de madrísima y abuela. Espero vivirlo con toda la alegría e ilusión igual que todas las demás etapas.
2 comentarios:
En Nochevieja conocí al amor de mi vida y hoy al cabo de treinta años sigo siendo muy feliz con él.
22 de diciembre de 2009 20:52
¡Que bonitos recuerdos de aquellas Navidades!
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